El vestíbulo ante la nave del templo ocupaba diez metros a lo ancho del edificio y cinco en profundidad.
Joel 2:17 - Nueva Biblia Española (1975) entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, digan los ministros del señor: Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu heredad al oprobio, no la sometan los gentiles, no se diga entre los pueblos: ¿dónde está su Dios? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? Biblia Nueva Traducción Viviente Que los sacerdotes, quienes sirven en la presencia del Señor, se levanten y lloren entre la entrada del templo y el altar. Que oren: «¡Perdona a tu pueblo, Señor! No permitas que tu preciada posesión se convierta en objeto de burla. No dejes que lleguen a ser la burla de los extranjeros incrédulos que dicen: “¿Los ha abandonado el Dios de Israel?”». Biblia Católica (Latinoamericana) En el patio del santuario lloren los sacerdotes ministros de Yavé y digan: '¡Yavé, perdona a tu pueblo, y no lo entregues al desprecio y a la burla de las naciones! ¿Acaso permitirás que los paganos digan: dónde está su Dios?' La Biblia Textual 3a Edicion ¡Lloren los sacerdotes entre el atrio y el altar!, Y digan los ministros de YHVH: Oh YHVH, perdona a tu pueblo, No entregues tu heredad al oprobio, A la burla entre los gentiles; ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Yahveh, y digan: 'Perdona, Yahveh, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio, para que se burlen de ellos las naciones. ¿Por qué habrían de decir los pueblos: dónde está su Dios?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad, para que las gentes se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? |
El vestíbulo ante la nave del templo ocupaba diez metros a lo ancho del edificio y cinco en profundidad.
borraré a Israel de la tierra que yo le di, rechazaré el templo que he consagrado a mi Nombre e Israel será el refrán y la burla de todas las naciones.
Pero si apostatan y descuidan los mandatos y preceptos que les he dado y se van a dar culto a otros dioses y los adoran,
A la hija del Faraón la trasladó de la Ciudad de David al palacio que le había construido, porque pensaba: 'El palacio de David, rey de Israel, quedó consagrado por la presencia del arca del Señor; mi mujer no puede vivir en él'.
Por eso estamos ahora esclavizados, esclavos en la tierra que diste a nuestros padres para que comieran sus frutos excelentes.
Mis adversarios se burlan del quebranto de mis huesos, todo el día me preguntan: '¿Dónde está tu Dios?'.
¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios que volverás a darle gracias: 'Salvador de mi honra, Dios mío'.
Las lágrimas son mi pan noche y día, mientras todo el día me repiten: '¿Dónde está tu Dios?'.
Recordando otros tiempos desahogo mi alma: cómo entraba en el recinto y me postraba hacia el santuario, entre cantos de júbilo y acción de gracias, en el bullicio de la fiesta.
¿Hasta cuándo, Dios mío, nos va a afrentar el enemigo?, ¿no cesará de despreciar tu nombre el adversario?
¿Por qué han de decir los paganos: 'Dónde está tu Dios'?, que a nuestra vista conozcan los paganos la venganza de la sangre de tus siervos derramada.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos, la irrisión y la burla de los que nos rodean.
cómo afrentan, Señor, tus enemigos, cómo afrentan las huellas de tu ungido. Bendito el Señor por siempre: amén, amén'.
Y le dijo: Si gozo de tu favor, venga mi Señor con nosotros, aunque seamos un pueblo testarudo; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya.
El Señor de los ejércitos los invitaba aquel día a llanto y a luto, a raparse la cabeza y a ceñir sayal;
Ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo que tú solo, Señor, eres Dios'.
Pero actué por respeto a mi nombre, para que no fuera profanado ante los paganos con los que vivían, y en cuya presencia me manifesté a ellos para sacarlos de Egipto.
Después me llevó al atrio interior de la casa del Señor. A la entrada del templo del Señor, entre el atrio y el altar, había unos veinticinco hombres, de espaldas al templo y mirando hacia el oriente: estaban adorando al sol.
Preparen su discurso y conviértanse al Señor; díganle: 'Perdona del todo nuestra culpa; acepta el don que te ofrecemos, el fruto de nuestros labios.
Vistan de luto, sacerdotes; giman, ministros del altar; vengan a dormir en esteras, ministros de mi Dios, porque faltan en el templo de su Dios ofrenda y libación.
en el templo del Señor cesaron ofrenda y libación, hacen duelo los sacerdotes que sirven al Señor.
y cuando terminaba de devorar la hierba del país, yo dije: Señor, perdona: ¿cómo podrá resistir Jacob si es tan pequeño?
Mi enemiga al verlo se cubrirá de vergüenza, la que me decía: '¿Dónde está tu Dios?'. Mis ojos gozarán pronto viéndola pisoteada como lodo de la calle.
Eso traen, y ¿se van a congraciar con él? Pues bien, dice el Señor de los ejércitos, aplaquen a Dios para que les sea propicio.
Un israelita fue y trajo a su tienda a una madianita, a la vista de Moisés y de toda la comunidad israelita, mientras ellos lloraban a la entrada de la tienda del encuentro.
así recaerá sobre ustedes toda la sangre inocente derramada sobre la tierra; desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que mataron entre el santuario y el altar.
¡Había puesto en Dios su confianza! Si de verdad lo quiere Dios, que lo libre ahora, ¿no decía que era Hijo de Dios?
Serás el asombro, el refrán y la burla de todos los pueblos adonde te deporte el Señor, tu Dios.
Pero no; que temo la jactancia del enemigo y la mala interpretación del adversario, que dirían: 'Nuestra mano ha vencido, no es el Señor quien lo ha hecho',
Le oirán los cananeos y toda la gente del país, nos cercarán y borrarán nuestro nombre de la tierra. ¿Y qué harás tú con tu nombre ilustre?