Jeremías 3:19 - Nueva Biblia Española (1975) Yo había pensado contarte entre mis hijos, darte una tierra envidiable, la perla de las naciones en heredad, esperando que me llamaras 'padre mío' y no te apartaras de mí; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí. Biblia Nueva Traducción Viviente »”Me dije a mí mismo: ‘¡Cómo quisiera tratarlos como a mis propios hijos!’. Solo quería darles esta hermosa tierra, la posesión más maravillosa del mundo. Esperaba con anhelo que me llamaran ‘Padre’, y quise que nunca se alejaran de mí. Biblia Católica (Latinoamericana) Y yo pensaba: '¡Cómo quisiera contarte entre mis hijos, darte como herencia un país maravilloso, que sobresalga entre todas las naciones!' Y añadí: 'Me llamarás 'Padre mío' y nunca más te apartarás de mí. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Yo me decía: ¿Cómo podré poneros por hijos y daros la tierra deseable, La más hermosa heredad de las naciones? Entonces me dije: Me llamarás Padre mío, Y no te apartarás de mí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo había pensado: Te pondré entre los hijos y te daré un país delicioso, la herencia más preciosa de las naciones. Y me decía: me llamarás 'Padre mío', y de mi seguimiento no te apartarás. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas yo dije: ¿Cómo he de ponerte entre los hijos, y darte la tierra deseable, la rica heredad de los ejércitos de las naciones? Y dije: Padre mío me llamarás, y no te apartarás de en pos de mí. |
No la reprimas, que tú eres nuestro padre: Abrahán no sabe de nosotros, Israel no nos conoce; tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es 'Nuestro Redentor'.
Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano.
Entre tantos pastores destrozaron mi viña y pisotearon mi parcela, convirtieron mi parcela escogida en desierto desolado,
En aquel tiempo llamarán a Jerusalén 'Trono del Señor', acudirán a ella todos los paganos, porque Jerusalén llevará el nombre del Señor y ya no seguirán la maldad de su corazón obstinado.
¡Si es mi hijo querido Efraín, mi niño, mi encanto! Cada vez que le reprendo me acuerdo de ello, se me conmueven las entrañas y cedo a la compasión -oráculo del Señor- .
si marcharon llorando, los conduciré entre consuelos, los guiaré hacia torrentes, por vía llana y sin tropiezos. Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito.
Jerusalén será título de gozo, alabanza y honor, para mí y para todas las naciones de la tierra que oigan contar todo el bien que les he hecho, y los temerán y respetarán, por todo el bien y la paz que les he dado.
Después de todo, ¿podré perdonarte?, tus hijos me abandonaron, juraron por dioses falsos; yo los sacié, ellos fueron adúlteros, se iban en tropel a los prostíbulos;
Aquel día les juré con la mano en alto sacarlos de Egipto y llevarlos a una tierra que yo mismo les había explorado: manaba leche y miel, era la perla de las naciones.
Uno que avanza contra él lo tratará a su capricho, sin que nadie le pueda resistir. Se establecerá en la Perla de la Tierra y será suya toda entera.
Penetrará en la Perla de la Tierra. Caerán a millares, pero se librarán de sus manos edomitas, moabitas y la flor de los amonitas.
Plantará su pabellón entre el mar y Perla de la Santa Montaña'. Se aproxima a su fin y nadie lo defenderá.
De uno de ellos salió otro cuerno pequeño que creció mucho, apuntando hacia el sur, hacia el este, hacia La Perla.
¿Cómo podré dejarte, Efraín; entregarte a ti, Israel? ¿Cómo dejarte como a Admá; tratarte como a Seboín? Me da un vuelco el corazón, se me conmueven las entrañas.
destinándonos ya entonces a ser adoptados por hijos suyos por medio de Jesús Mesías -conforme a su querer y a su designio-,
Hijos son del Señor, su Dios. No se harán incisiones ni se raparán la frente por un muerto.
Y nosotros no somos de los que se echan atrás y perecen, sino hombres fieles que conservan la vida.
Además, si pueden llamar Padre a aquel que juzga imparcialmente las obras de cada uno, condúzcanse con respeto mientras estén aquí de paso;