Jeremías 27:7 - Nueva Biblia Española (1975) todas las naciones estarán sometidas a él, a su hijo y nieto, hasta que le llegue a su país la hora de ser servidor de pueblos numerosos y reyes poderosos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes. Biblia Nueva Traducción Viviente Todas las naciones le servirán a él, a su hijo y a su nieto hasta que se acabe el tiempo de ellos. Entonces muchas naciones y grandes reyes conquistarán y dominarán a Babilonia. Biblia Católica (Latinoamericana) Y todas las naciones dependerán de él, de su hijo y de su nieto, hasta que le llegue también el turno a su país; entonces los subyugarán poderosas naciones y grandes reyes. La Biblia Textual 3a Edicion Todas las naciones le servirán pues a él, a su hijo y al hijo de su hijo, hasta que llegue el tiempo de su propia tierra también, y sea sometida por grandes naciones y poderosos reyes. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todas las naciones le servirán, a él, a su hijo y al hijo de su hijo, hasta que también a su país le llegue el tiempo en que naciones numerosas y reyes poderosos lo esclavicen. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y todas las naciones le servirán a él, y a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra; y entonces muchas naciones y grandes reyes se servirán de él. |
¡Atención! Llega uno montado, un par de jinetes, y anuncian: Ha caído, ha caído Babilonia: las estatuas de sus dioses yacen destrozadas por tierra.
Se los llevarán a Babilonia y allí quedarán, hasta que yo haga inventario -oráculo del Señor- y los saque y los devuelva a este lugar.
Palabras que el Señor dirigió a Jeremías mientras Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todo su ejército y todos los reyes de la tierra bajo su dominio y todos sus pueblos luchaban contra Jerusalén y contra sus ciudades:
Así dice el Señor: Yo entregaré al faraón Ofra, rey de Egipto, en manos de los enemigos que lo persiguen a muerte, como entregué a Sedecías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el enemigo que lo perseguía a muerte.
Palabra que dijo el Señor al profeta Jeremías cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, fue a derrotar a Egipto:
El año trigésimo séptimo del destierro de Jeconías, rey de Judá, el día veinticinco del duodécimo mes, Evil Merodac, rey de Babilonia, el año de su accesión al trono, concedió gracia a Jeconías, rey de Judá, y lo sacó de la cárcel.
Le robusteceré los brazos al rey de Babilonia, y le pondré mi espada en la mano; al Faraón le romperé los brazos, gemirá ante él con gemidos de acuchillado.
Este era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido: ' Tú, majestad, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el poder, el dominio y la gloria,
eres tú mismo, majestad; porque tu poder es inmenso, tu dominio alcanza hasta el cielo y tu imperio se extiende hasta los cabos de la tierra.
¡Ay del que acumula bien ajeno, ¿por cuánto tiempo?, y amontona objetos empeñados! De pronto se alzarán tus acreedores, despertarán y, sacudiéndote bien, te desvalijarán;
porque saqueaste a tantas naciones, los demás pueblos te saquearán; por tus asesinatos y violencias en países, ciudades y poblaciones.
Lo siguió otro ángel, el segundo, que decía: 'Cayó, cayó la gran Babilonia, la que ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación'.
La gran ciudad se hizo tres pedazos y las capitales de las naciones se derrumbaron. Recordaron a Dios que hiciera beber a la gran Babilonia la copa de su vino, el furor de su cólera.