Le prometió su favor y colocó su trono más alto que los de los otros reyes que había' con él en Babilonia.
Jeremías 27:6 - Nueva Biblia Española (1975) pues bien, yo entrego todos estos territorios a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo; incluso las fieras agrestes se las doy como servidores; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan. Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora entregaré estos países al rey Nabucodonosor de Babilonia, quien es mi siervo. He puesto todo bajo su control, aun los animales salvajes. Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora bien, acabo de entregar todos estos países a mi mayordomo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le he entregado hasta las bestias del campo para que le sirvan. La Biblia Textual 3a Edicion Y ahora Yo he entregado todas estas tierras en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío, e incluso le he entregado las bestias del campo para que le sirvan. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues bien, ahora entrego todos estos países en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia mi siervo, y hasta las bestias salvajes le entrego para que le sirvan. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ahora yo he dado todas estas tierras en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan. |
Le prometió su favor y colocó su trono más alto que los de los otros reyes que había' con él en Babilonia.
Ciro, rey de Persia, decreta: El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Todos los de ese pueblo que viven entre nosotros pueden volver. Y que el Señor, su Dios, esté con ellos'.
el que dice: 'Ciro, tú eres mi pastor y cumplirás todo mi designio; el que dice: 'Jerusalén, serás reconstruida; templo, serás cimentado'.
Después -oráculo del Señor- a Sedecías, rey de Judá, a sus ministros y a los que sobrevivan en la ciudad a la peste, la espada y el hambre los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en mano de sus enemigos mortales. Los pasará a filo de espada, sin piedad, sin respetos, sin compasión.
y te entregaría en poder de tus mortales enemigos, de los que más temes: de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de los caldeos.
El Señor me mostró dos canastas de higos colocadas delante del santuario del Señor. (Era después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, desterró a Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, con los dignatarios de Judá, y a los artesanos y maestros de Jerusalén, y se los llevó a Babilonia).
yo mandaré a por los pueblos del norte y a por Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío; lo traeré a esta tierra, contra sus habitantes y los pueblos vecinos; los consagraré al exterminio, los convertiré en espanto, burla y ruina perpetua.
Pues así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Yugo de hierro pondré al cuello de todas estas naciones, para que estén sometidas a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y hasta las fieras agrestes le daré como servidores.
y les dirás: Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Yo mandaré a buscar a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y colocaré su trono sobre estas piedras que he enterrado, y plantará su pabellón sobre ellas.
Huyan desbandados, caven refugios, habitantes de Jazor -oráculo del Señor- , porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, tiene planes y designios contra ustedes.
Haré a Egipto la más desolada de todas las tierras: sus ciudades quedarán más arrasadas que todas las ciudades en ruinas por cuarenta años. Dispersaré a Egipto entre las naciones, lo esparciré por los países.
Le robusteceré los brazos al rey de Babilonia, y le pondré mi espada en la mano; al Faraón le romperé los brazos, gemirá ante él con gemidos de acuchillado.
Su follaje era hermoso, de sus frutos copiosos se alimentaban todos, bajo él se guarecían las fieras agrestes y en su ramaje anidaban las aves del cielo; sustentaba a todos los visitantes.
eres tú mismo, majestad; porque tu poder es inmenso, tu dominio alcanza hasta el cielo y tu imperio se extiende hasta los cabos de la tierra.