Jeremías 26:19 - Nueva Biblia Española (1975) ¿Le dieron muerte Ezequías, rey de Judá, y todo el pueblo? ¿No respetaron al Señor y lo calmaron y el Señor se arrepintió de la amenaza que había proferido contra ellos? Nosotros, en cambio, estamos a punto de cargarnos con un crimen enorme. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ¿Acaso lo mataron Ezequías rey de Judá y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos, pues, nosotros tan gran mal contra nuestras almas? Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Acaso el rey Ezequías y el pueblo lo mataron por lo que dijo? No, se apartaron de sus pecados y adoraron al Señor. Le suplicaron misericordia. Entonces el Señor cambió de parecer acerca del terrible desastre que había declarado contra ellos. Así que estamos a punto de perjudicarnos a nosotros mismos». Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Acaso lo hicieron morir por eso Ezequías, rey de Judá, y su pueblo? Más bien temieron a Yavé e imploraron su perdón, hasta lograr que retirara el mal con que los había amenazado. Y nosotros, ¿cómo podríamos actuar de otra manera y cargar con un crimen?' La Biblia Textual 3a Edicion ¿Acaso Ezequías, rey de Judá y todo Judá intentaron matarlo? ¿No temió el rey a YHVH, y lo aplacó de tal manera, que YHVH desistió del mal que había decretado contra ellos? Y nosotros, ¿causaremos un mal tan grande contra nosotros mismos? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Lo condenó a muerte Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió a Yahveh y aplacó la faz de Yahveh, y así se arrepintió Yahveh del mal que había predicho contra ellos? ¿Y nosotros íbamos a cargarnos con un delito tan grande?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Acaso lo mataron Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió él a Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos pues nosotros tan grande mal contra nuestras almas? |
El rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amos, se pusieron en oración con este motivo y clamaron al cielo.
Vayan a consultar al Señor por mi, por el resto de Israel y por Judá a propósito del libro encontrado: el Señor estará enfurecido con nosotros porque nuestros padres no obedecieron la palabra del Señor, cumpliendo lo prescrito en este libro.
Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.
Porque el Señor va a salir de su morada para castigar la culpa de los habitantes de la tierra: la tierra descubrirá la sangre derramada y ya no ocultará a los asesinados en ella.
Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y se dirigió al templo del Señor;
Ojalá oiga el Señor las palabras del copero mayor, a quien su señor, el rey de Asiría, ha enviado para ultrajar al Dios vivo, y castigue las palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. Reza por el resto que todavía subsiste.
Pero que conste: si ustedes me matan, se cargan con sangre inocente ustedes y la ciudad y sus vecinos. Porque ciertamente me ha enviado el Señor a ustedes, a predicarles todo lo que he dicho.
A ver si se convierte cada uno de su mala conducta y yo puedo arrepentirme del castigo que preparo contra ellos por sus malas acciones.
Pues ahora, así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por qué se hacen daño grave a ustedes mismos extirpando de Judá hombres y mujeres, niños y lactantes, sin dejar un resto,
Destruyendo a tantas naciones has planeado la afrenta de tu casa y has malogrado tu vida.
Betelsaréser había enviado a Reguemmelec con su séquito a aplacar al Señor
con los incensarios de esos que murieron por su pecado hagan chapas, que aplicarán al altar, pues en ellos ofrecieron incienso al Señor y quedaron así consagrados. Y serán un signo para los israelitas.
así recaerá sobre ustedes toda la sangre inocente derramada sobre la tierra; desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que mataron entre el santuario y el altar.
pero si es cosa de Dios, no lograrán suprimirlos y se expondrían a luchar contra Dios.
a los que derramaron sangre de consagrados y profetas les diste a beber sangre. Se lo merecen.