y agarrando el manto de Elías, golpeó el agua, diciendo: ¿Dónde está el Dios de Elías, dónde? Golpeó el agua, el agua se dividió por medio y Eliseo cruzó.
Jeremías 2:6 - Nueva Biblia Española (1975) en vez de preguntar: ¿Dónde está el Señor? El que nos sacó de Egipto y nos condujo por el desierto, por estepas y barrancos, tierra sedienta y sombría, tierra que nadie atraviesa, que ninguno habita. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? Biblia Nueva Traducción Viviente No preguntaron: “¿Dónde está el Señor que nos sacó a salvo de Egipto y nos guio a través del árido desierto, por una tierra desolada y llena de hoyos, una tierra de sequía y muerte, donde no vive ni viaja nadie?”. Biblia Católica (Latinoamericana) Ya no preguntan: ¿Dónde está Yavé, que nos hizo salir de Egipto y nos llevó a través del desierto, tierra de estepas y barrancas, tierra árida y tenebrosa, tierra sin habitantes y por donde no transita nadie? La Biblia Textual 3a Edicion En vez de preguntar: ¿Dónde está YHVH, Que nos hizo subir de la tierra de Egipto y nos condujo por el desierto, Por tierra desierta y despoblada, Tierra sedienta y sombría, Tierra por la cual nadie había pasado, Y en la cual nadie había habitado? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ni siquiera preguntaron: '¿Dónde está Yahveh, que nos sacó del país de Egipto y nos condujo por el desierto, tierra esteparia y agrietada, tierra seca y tenebrosa, tierra por donde nadie pasa y donde ningún hombre mora?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y barrancosa, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? |
y agarrando el manto de Elías, golpeó el agua, diciendo: ¿Dónde está el Dios de Elías, dónde? Golpeó el agua, el agua se dividió por medio y Eliseo cruzó.
que lo reclamen las tinieblas y las sombras, que la niebla se pose sobre él, que un eclipse lo aterrorice,
pero no dicen: '¿Dónde está nuestro Hacedor, que restaura nuestras fuerzas durante la noche,
aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan.
El fue su salvador en el peligro: no fue un mensajero ni un enviado, él en persona los salvó, por su amor y su clemencia los rescató, y los liberó y los llevó siempre a cuestas en el pasado.
Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa.
Confiésense ante el Señor, su Dios, antes de que oscurezca, antes de que tropiecen sus pies por los montes a media luz, y convierta en lóbregas tinieblas la luz que esperan.
Ve, grita, que lo oiga Jerusalén: Así dice el Señor: Recuerdo tu cariño de joven, tu amor de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierra yerma.
Los sacerdotes no preguntaban: ¿Dónde está el Señor? Los doctores de la Ley no me reconocían, los pastores se rebelaban contra mí, los profetas profetizaban en nombre de Baal, siguiendo a dioses que de nada sirven.
renegaron del Señor diciendo: 'No es él', no nos pasará nada, no veremos espada ni hambre.
sus ciudades quedaron desoladas como tierra yerma y esteparia, tierra que nadie habita, que no atraviesa el mortal.
Por medio de un profeta, el Señor sacó a Israel de Egipto y por un profeta lo guardó.
Pero yo soy el Señor, Dios tuyo desde Egipto, no conocías a otro dios que a mí, ningún salvador fuera de mí.
Yo los saqué a ustedes de Egipto, los conduje por el desierto cuarenta años, para que conquistaran el país amorreo.
'El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombra de muerte una luz les brilló. (Is 8,23-9,1)
Así, pues, dejamos el Horeb y nos encaminamos a las montañas amorreas, atravesando aquel inmenso y terrible desierto que ustedes han visto, y cumpliendo las órdenes del Señor llegamos a Cades Barne.
Lo encontró en una tierra desierta, en una soledad poblada de aullidos; lo rodeó cuidando de él, lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones, si guardas sus preceptos o no.
Gedeón respondió: Perdón; si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha venido encima todo esto? ¿Dónde han quedado aquellos prodigios que nos contaban nuestros padres: 'De Egipto nos saco el Señor...'? La verdad es que ahora el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado a los madianitas.