Abrahán cayó rostro en tierra y se dijo sonriendo: ¿Un centenario va a tener un hijo, y Sara va a dar a luz a los noventa?
Génesis 18:12 - Nueva Biblia Española (1975) Sara se rió por lo bajo, pensando: Cuando ya estoy seca, ¿voy a tener placer, con un marido tan viejo? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Se rio, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Biblia Nueva Traducción Viviente Así que se rio en silencio dentro de sí misma, y dijo: «¿Cómo podría una mujer acabada como yo disfrutar semejante placer, sobre todo cuando mi señor —mi esposo— también es muy viejo?». Biblia Católica (Latinoamericana) Sara se rió, mientras pensaba: 'Ahora que soy anciana, ¿haré el amor con mi marido que es tan viejo?' La Biblia Textual 3a Edicion Y se rió Sara en sus adentros, diciendo: ¿Después de mi menopausia he de tener placer, siendo mi señor° anciano? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Rióse, pues, Sara en su interior, pensando: '¿Voy a conocer yo el placer, ahora que ya estoy desgastada y con un marido viejo?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? |
Abrahán cayó rostro en tierra y se dijo sonriendo: ¿Un centenario va a tener un hijo, y Sara va a dar a luz a los noventa?
Pero el Señor dijo a Abrahán: ¿Por qué se ha reído Sara, diciendo: 'Cómo que voy a tener un hijo, a mis años'?
El año que viene por estas fechas abrazarás a un hijo. Ella respondió: Por favor, no, señor, no engañes a tu servidora.
la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. Hasta los paganos decían: 'El Señor ha estado grande con ellos'.
prendado está el rey de tu belleza, ríndele homenaje, que él es tu señor.
pero también ustedes, cada uno en particular, debe amar a su mujer como a sí mismo, y la mujer debe respetar al marido.
Así obedeció Sara a Abrahán llamándolo su señor. Ahora, con hacer el bien y no alarmarse por lo que pueda pasar, se han hecho ustedes hijas suyas.
Al rayar el día volvió la mujer y se desplomó ante la puerta de la casa donde se había hospedado su marido; allí quedó hasta que amaneció.