El se llegó a Hagar y ella concibió. Y al verse encinta le perdió el respeto a su señora.
Génesis 16:5 - Nueva Biblia Española (1975) Entonces Saray dijo a Abrán: Tú eres responsable de esta injusticia; yo he puesto en tus brazos a mi esclava, y ella, al verse encinta, me pierde el respeto. Sea el Señor nuestro juez. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Sarai le dijo a Abram: —¡Todo esto es culpa tuya! Puse a mi sierva en tus brazos pero, ahora que está embarazada, me trata con desprecio. El Señor mostrará quién está equivocado, ¡tú o yo! Biblia Católica (Latinoamericana) quien dijo a Abram: 'Que esta ofensa recaiga sobre ti. Yo te entregué a mi esclava por mujer, y cuando se ve embarazada, ya no cuento nada para ella. Juzgue Yavé entre tú y yo. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces dijo Saray a Abram: ¡Mi afrenta sea sobre ti! Yo misma puse a mi sierva a tu disposición,° y al ver que está encinta me mira con desprecio. Juzgue YHVH entre yo y tú. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijo entonces Saray a Abrán: 'Recaiga sobre ti la afrenta que se me ha hecho. Fui yo la que puse a mi esclava en tu seno; pero al verse ella encinta, me mira con desprecio. Juzgue Yahveh entre tú y yo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti: yo puse mi sierva en tu seno, y viéndose embarazada, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo. |
El se llegó a Hagar y ella concibió. Y al verse encinta le perdió el respeto a su señora.
El Dios de Abrahán y el Dios de Najor (Dios de sus padres) será nuestro juez.
El rey Joás, sin tener en cuenta los beneficios recibidos de Yehoyadá, mató a su hijo, que murió diciendo: ¡Que el Señor juzgue y sentencie!
Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente desleal, sálvame del hombre traidor y malvado.
les dijeron: El Señor los examine y los juzgue a ustedes. Nos han hecho odiosos al Faraón y a su corte, le han puesto en la mano una espada para que nos mate.
recaiga sobre Babilonia mi carne violentada -dice la población de Sión-, recaiga mi sangre sobre los caldeos -dice Jerusalén-.
Así que yo no te he faltado. Eres tú quien me ofende declarándome la guerra. ¡Que el Señor sentencie hoy como juez entre israelitas y amonitas!
Cuando David terminó de decir esto a Saúl, Saúl exclamó: Pero ¿es ésta tu voz, David, hijo mío? Luego levantó la voz llorando,