Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Éxodo 8:26 - Nueva Biblia Española (1975)

Respondió Moisés: No nos es lícito hacerlo, porque habríamos de ofrecer en sacrificio al Señor, nuestro Dios, lo que abominan los egipcios; si inmolamos a su vista lo que ellos abominan, nos apedrearán;

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Y Moisés respondió: No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación de los egipcios. He aquí, si sacrificáramos la abominación de los egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían?

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero Moisés respondió: —Eso no estaría bien. Los egipcios detestan los sacrificios que ofrecemos al Señor nuestro Dios. Si ofrecemos nuestros sacrificios a la vista de ellos, nos apedrearán.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Apenas salió Moisés de la casa de Faraón, rogó a Yavé,

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Pero Moisés respondió: No es correcto hacerlo así, porque sacrificaríamos para YHVH nuestro Dios lo que es abominación para los egipcios. Si sacrificamos lo que es una abominación para los egipcios delante de sus ojos, ¿no nos apedrearían?°

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Salió Moisés de casa del Faraón e imploró a Yahveh.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Moisés respondió: No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación de los egipcios. Si sacrificáramos la abominación de los egipcios delante de sus ojos, ¿no nos apedrearían?

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Éxodo 8:26
11 Tagairtí Cros  

Le sirvieron a él por un lado, a ellos por otro y a los egipcios convidados por otro, pues los egipcios no pueden comer con los hebreos, ya que sería sacrilegio.


le dirán: Tus siervos son pastores desde la juventud hasta hoy, lo mismo nosotros que nuestros padres. Y les dejará habitar en Gosén (pues los egipcios consideran impuros a los pastores).


Profanó las ermitas que miraban a Jerusalén, al sur del monte de los Olivos, construidas por Salomón, rey de Israel, en honor de Astarté (ídolo abominable de los fenicios), Camós (ídolo abominable de Moab) y Malcón (ídolo abominable de los amonitas).


Más adelante se me acercaron las autoridades para decirme: El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas han cometido las mismas abominaciones que los pueblos paganos, cananeos, hititas, fereceos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos;


Ellos te harán caso, y tú, con las autoridades de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le dirán: El Señor Dios de los hebreos nos ha encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios.


El Faraón llamó a Moisés y Aarón, y les pidió: Recen al Señor para que aleje las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré marchar al pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor.


No reflexiona, no tiene inteligencia ni criterio para decir: La mitad la he quemado en la lumbre; he cocido pan sobre las brasas, he asado carne para comer. ¿Y voy a hacer del resto una abominación? ¿Y a postrarme ante un tarugo?