Luego hizo diez aguamaniles de bronce, uno por cada palanganero, con una capacidad de ciento sesenta litros cada uno.
Éxodo 38:8 - Nueva Biblia Española (1975) Hizo de bronce el barreño y su peana con los espejos de las mujeres que servían a la entrada de la tienda del encuentro. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 También hizo la fuente de bronce y su base de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión. Biblia Nueva Traducción Viviente Además, Bezalel hizo el lavamanos y su base, ambos de bronce usando los espejos de bronce donados por las mujeres que servían a la entrada del tabernáculo. Biblia Católica (Latinoamericana) Hizo también la pileta y la basa de bronce, con los espejos de bronce pulido de las mujeres que servían a la entrada de la Tienda de las Citas. La Biblia Textual 3a Edicion E hizo la fuente de bronce y su soporte de bronce con los espejos de las mujeres que velaban a la puerta de la Tienda de Reunión. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Construyó la pila de bronce, y su base también de bronce, con los espejos de las mujeres que asistían a la entrada de la tienda del encuentro. Biblia Reina Valera Gómez (2023) También hizo la fuente de bronce, con su base de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de la congregación. |
Luego hizo diez aguamaniles de bronce, uno por cada palanganero, con una capacidad de ciento sesenta litros cada uno.
Construyó también un depósito de metal fundido; medía cinco metro de diámetro. Era todo redondo, de dos metros y medio de alto y unos quince de perímetro, medidos a cordel.
Me lavo las manos en prueba de inocencia y doy vueltas en torno a tu altar,
el altar de los holocaustos con sus utensilios, el barreño con su peana;
Los metió por las anillas de los dos lados del altar para transportarlo. Hizo el altar hueco y de tablas.
pondrás el barreño entre la tienda del encuentro y el altar, y le echarás agua;
dichoso el hombre que me escucha, velando en mi portal cada día, guardando las jambas de mi puerta.
Aquel día se alumbrará un manantial contra los pecados e impurezas para la dinastía de David y los vecinos de Jerusalén.
Pedro estaba sentado fuera, en el patio; se le acercó una sirvienta y le dijo: También tú andabas con Jesús el Galileo.
y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo y servía a Dios día y noche con ayunos y oraciones.
Jesús le contestó: El que ya se ha bañado no necesita que le laven más que los pies. Está enteramente limpio. También ustedes están limpios, aunque no todos.
Pedro, en cambio, se quedó junto a la puerta, fuera. Salió entonces el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, se lo dijo a la portera y condujo a Pedro dentro.
La viuda de verdad, la que está sola en el mundo, tiene puesta su esperanza en Dios y se pasa el día y la noche pidiendo y rezando.
pues se relacionan sólo con alimentos, bebidas y abluciones diversas, observancias exteriores impuestas hasta que llegara el momento de poner las cosas en su punto.
Hijos, que nadie los extravíe: es justo quien practica la justicia, imitándolo a él, que es justo;
y de parte de Jesús el Mesías, el testigo fidedigno, el primero en nacer de la muerte y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y con su sangre nos rescató de nuestros pecados,
Eli era muy viejo. A veces oía cómo trataban sus hijos a todos los israelitas y que se acostaban con las mujeres que servían a la entrada de la tienda del encuentro.