El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Éxodo 20:18 - Nueva Biblia Española (1975) Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonar de la trompeta y la montaña humeante. Y el pueblo estaba aterrorizado, y se mantenía a distancia. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando los israelitas oyeron los truenos y el toque fuerte del cuerno de carnero y vieron los destellos de relámpagos y el humo que salía del monte, se mantuvieron a distancia, temblando de miedo. Biblia Católica (Latinoamericana) Mientras tanto, todo el pueblo estaba mirando: todo era truenos, relámpagos y sonido de trompeta en el cerro que humeaba. Al verlo el pueblo temblaba de miedo, y se mantenían a distancia. La Biblia Textual 3a Edicion Y todo el pueblo contemplaba los truenos y los relámpagos, y el sonido del shofar, y el monte que humeaba. Y viéndolo el pueblo, se estremecieron y se mantuvieron lejos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido del cuerno y la montaña humeante; y viendo todo esto, el pueblo estaba atemorizado y se mantenía a distancia. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Todo el pueblo percibía los truenos y los relámpagos, y el sonido de la trompeta, y la montaña que humeaba. Y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. |
El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
El contestó: Te oí en el jardín, me entró miedo porque estaba desnudo, y me escondí.
Clamaste en la aflicción y te libré, te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la Fuente del Careo.
Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea: 'No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio para no morir'.
Desde el cielo te hizo oír su voz para instruirte, en la tierra te hizo ver su fuego terrible y escuchaste sus palabras entre el fuego.
Al escuchar la voz que salía de la tiniebla, mientras el monte ardía, se acercaron a mí sus jefes de tribu y autoridades,
Pero ahora tememos morir devorados por ese fuego violento; si seguimos oyendo la voz del Señor, nuestro Dios, moriremos;
Acércate tú y escucha cuanto tenga que decirte el Señor, nuestro Dios. Luego tú nos comunicarás todo lo que te diga el Señor, nuestro Dios; nosotros escucharemos y obedeceremos'.
Yo mediaba entonces entre el Señor y ustedes, anunciándoles la palabra del Señor, porque les daba miedo aquel fuego y no subieron a la montaña. El Señor dijo: