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Ester 6:1 - Nueva Biblia Española (1975)

O Aquella noche el rey no lograba conciliar el sueño. Entonces mandó traer el libro de los anales o crónicas. Se lo leyeron.

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Biblia Reina Valera 1960

Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias y crónicas, y que las leyeran en su presencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Esa noche el rey no podía dormir, entonces ordenó a un asistente que le trajera el libro de la historia de su reino para que se lo leyeran.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero esa noche el rey no pudo conciliar el sueño. Pidió que le trajeran el Libro de las Memorias, las Crónicas, y lo leyeron ante el rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Aquella noche el sueño huyó del rey, y ordenó que trajeran el rollo de las crónicas, el cual fue leído delante del rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Aquella noche, no pudiendo el rey conciliar el sueño, mandó que le trajeran el libro de las memorias, o crónicas y que las leyeran en su presencia.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Aquella noche se le fue el sueño al rey, y pidió que le trajesen el libro de las memorias y las crónicas; y las leyeron delante del rey.

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Ester 6:1
12 Tagairtí Cros  

Abrahán llamó a aquel sitio 'El Señor provee'; por eso se dice aún hoy 'el monte donde el Señor provee'.


Para sus victorias militares y la narración detallada de la dignidad a que el rey elevó a Mardoqueo, véanse los anales del reino de Media y Persia:


Por entonces, Mardoqueo era funcionario de la corte. Bigtán y Teres, dos eunucos reales del cuerpo de centinelas, estaban descontentos y planeaban un atentado contra el rey Asuero.


El plan llegó a oídos de Mardoqueo; se lo dijo a la reina Ester, y Ester habló al rey por encargo de Mardoqueo.


Hecha una investigación, se descubrió la conjura. Los dos eunucos fueron ahorcados, y el suceso se consignó por escrito en los anales del reino, en presencia del rey.


que si el rey quiere hacerme un favor, si quiere acceder a mi petición y cumplir mi deseo, venga con Aman al banquete que voy a prepararle mañana, y entonces le responderé:


Los pobres y los indigentes buscan agua, y no la hay; su lengua está reseca de sed. Yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.


El año segundo de su reinado, Nabucodonosor tuvo un sueño; se sobresaltó y no pudo seguir durmiendo.


Luego el rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir.


Así comentaban entre sí los fieles del Señor, el Señor atendió y lo oyó. Ante él se escribía un libro de memorias: 'Fieles del Señor que estiman su nombre'.


¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué impenetrables sus decisiones y qué incomprensibles sus caminos!