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Eclesiastés 8:4 - Nueva Biblia Española (1975)

La palabra del rey es soberana, ¿quién le pedirá cuentas de lo que hace?

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Biblia Reina Valera 1960

Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: Qué haces?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sus órdenes tienen el respaldo de su gran poder. Nadie puede oponerse ni cuestionarlas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El rey hablará, ¡y punto! Nadie le dirá: '¿Qué haces?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y la palabra del rey es soberana. ¿Quién le pedirá cuenta de lo que hace?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Porque la palabra del rey es decisiva, y nadie le dirá: '¿Qué estás haciendo?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces?

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Eclesiastés 8:4
18 Tagairtí Cros  

La orden del rey se impuso al parecer de Joab y de los jefes del ejército, y salieron de palacio para hacer el censo de la población israelita.


Te juré por el Señor, Dios de Israel: 'Tu hijo Salomón me sucederá en el reino y se sentará en mi trono'. ¡Pues voy a hacerlo hoy mismo!


El rey dio una orden, y Benayas, hijo de Yehoyadá, mató a Adonías.


Entonces el rey dio una orden a Benayas, hijo de Yehoyadá, que se adelantó y mató a Semeí. Así se consolidó el reino en manos de Salomón


Tatenay, sátrapa de Transeufratina, Setar Boznay y sus colegas hicieron puntualmente lo que había mandado el rey Darío.


si agarra una presa, ¿quién se la quitará?, ¿quién podrá decirle: 'Qué estás haciendo'?


El rey de Egipto llamó a las parteras y las interrogó: ¿Por qué obran así y dejaban con vida a las criaturas?


Rugido de león es la cólera del rey, rocío sobre hierba es su favor.


La cólera del rey es rugido de león: quien la irrita se juega la vida.


el macho cabrío, de recios lomos; el rey, al frente de su pueblo'.


Miren: si al oír tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos están dispuestos a postrarse adorando la estatua que he hecho, háganlo; pero si no la adoran, serán arrojados al punto dentro del horno encendido abrasador, y ¿qué Dios los librará de mis manos?


no cuentan los que habitan la tierra, y trata como quiere al ejército del cielo; nadie puede atentar contra él ni exigirle cuentas de lo que hace'.


¡Vamos, hombre! ¿Quién eres tú para contestarle a Dios? ¿ Va a decirle el barro al que lo modela: por qué me has hecho así?