Aman dijo al rey Asuero: Hay una raza aislada, diseminada entre todas las razas de las provincias de tu Imperio. Tienen leyes diferentes de los demás y no cumplen los decretos reales. Al rey no le conviene tolerarlos.
Daniel 3:12 - Nueva Biblia Española (1975) Pues bien, hay unos judíos, Sidrac, Misac y Abdénago -a quienes has encomendado el gobierno de la provincia de Babilonia-, que no obedecen la orden real, ni veneran a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has erigido. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues hay algunos judíos —Sadrac, Mesac y Abed-nego— a los que usted puso a cargo de la provincia de Babilonia que no le prestan atención, su majestad. Se niegan a servir a los dioses de su majestad y no rinden culto a la estatua de oro que usted ha levantado». Biblia Católica (Latinoamericana) Pues bien, hay unos judíos, Sidrac, Misac y Abdénago, a quienes pusiste al frente de la administración de la provincia de Babilonia, que no han hecho caso de la orden del rey. No sirven a tus dioses ni adoran la estatua de oro que levantaste'. La Biblia Textual 3a Edicion Pero hay ciertos varones judíos, a quienes encomendaste la administración de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos hombres, oh rey, no te guardan ninguna consideración, ni adoran a tus dioses, ni han adorado la estatua de oro que hiciste erigir. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues bien, hay algunos judíos, a quienes pusiste al frente de la administración de la provincia de Babilonia, concretamente Sidrac, Misac y Abdénago, que no han tenido en cuenta tu decreto, ¡oh rey!, no veneran a tu dios y no adoran la estatua de oro que has erigido'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Hay unos varones judíos, los cuales pusiste tú sobre los negocios de la provincia de Babilonia; Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no han hecho cuenta de ti; no adoran a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que tú levantaste. |
Aman dijo al rey Asuero: Hay una raza aislada, diseminada entre todas las razas de las provincias de tu Imperio. Tienen leyes diferentes de los demás y no cumplen los decretos reales. Al rey no le conviene tolerarlos.
Cruel es la cólera; la ira, arrolladora; pero ¿quién resistirá a los celos?
Observé todo el esfuerzo y el éxito de las empresas: es pura rivalidad entre compañeros. También esto es vanidad y caza de viento.
El jefe de eunucos les cambió los nombres, llamando a Daniel, Belsazar; a Ananías, Sidrac; a Misael, Misac, y a Azarías, Abdénago.
Después el rey colmó a Daniel de honores y riquezas, lo nombró gobernador de la provincia de Babilonia y jefe de todos los sabios de Babilonia.
A instancias de Daniel, el rey puso a Sidrac, Misac y Abdénago al frente de la provincia de Babilonia, mientras que Daniel quedó en la corte.
y el que no se postre en adoración será arrojado dentro de un horno encendido abrasador.
Sidrac, Misac y Abdénago contestaron: Majestad, a eso no tenemos por qué responder.
Por eso decreto que quien blasfeme contra el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, de cualquier pueblo, nación o lengua que sea, sea hecho pedazos y su casa derribada. Porque no existe otro Dios capaz de librar como éste.
El rey dio cargos a Sidrac, Misac y Abdénago en la provincia de Babilonia.
Ellos le replicaron: Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni la prohibición que has firmado, sino que tres veces al día reza sus oraciones.
Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo.
y Jasón les ha dado hospedaje. Todos éstos actúan contrariamente a los edictos del Emperador, porque afirman que hay otro rey, Jesús.
¿No les habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, han llenado Jerusalén de su enseñanza y quieren hacernos responsables de la sangre de ese hombre.