Cuando yo me separe de ti, el espíritu del Señor te llevará no sé dónde: yo informo a Ajab, pero luego no te encuentra, y me mata. Y tu servidor respeta al Señor desde joven.
Apocalipsis 21:10 - Nueva Biblia Española (1975) En visión profética me transportó a lo alto de una montaña grande y alta y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, Biblia Nueva Traducción Viviente Así que me llevó en el Espíritu a una montaña grande y alta, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, desde la presencia de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Me trasladó en espíritu a un cerro muy grande y elevado y me mostró la Ciudad Santa de Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios, La Biblia Textual 3a Edicion Y me llevó en espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la° ciudad santa, Jerusalem,° descendiendo del cielo, de Dios, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Me llevó en espíritu a un monte grande y elevado y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, de parte de Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios, |
Cuando yo me separe de ti, el espíritu del Señor te llevará no sé dónde: yo informo a Ajab, pero luego no te encuentra, y me mata. Y tu servidor respeta al Señor desde joven.
se postraron ante él y le dijeron: Aquí entre tus siervos tienes cincuenta valientes; déjalos ir a buscar a tu maestro. A lo mejor el espíritu del Señor lo ha arrebatado y lo ha arrojado por algún monte o algún valle. Eliseo les dijo: No manden a nadie.
Me arrebató el espíritu y me llevó en volandas a la puerta oriental de la casa del Señor (la que mira a levante); allí, junto a la puerta, había veinticinco hombres, entre los que distinguí a Jazanías, hijo de Azur, y a Palatías, hijo de Banías, jefes del pueblo.
Entonces el espíritu me arrebató y me llevó en volandas al desierto de Babilonia, en éxtasis; la visión desapareció.
El espíritu me tomó y me arrebató y marché decidido y enardecido, mientras la mano del Señor me empujaba.
Alargando una forma de mano, me agarró por la melena; el espíritu me levantó en vilo y me llevó en éxtasis entre el cielo y la tierra a Jerusalén, junto a la puerta septentrional del atrio interior (donde estaba la estatua rival).
Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su viaje, Heno de alegría.
Un domingo me arrebató el Espíritu y oí a mis espaldas una voz vibrante como una trompeta, que decía:
Prescinde del patio exterior que está fuera del santuario, no lo midas, pues se ha permitido a las naciones pisotear la ciudad santa cuarenta y dos meses;
En visión profética me llevó a un desierto. Vi allí una mujer montada en una fiera escarlata, cubierta de títulos blasfemos, que tenía siete cabezas y diez cuernos.
Y vi bajar del cielo, de junto a Dios, a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, ataviada como una novia que se adorna para su esposo.
Al que salga vencedor lo haré columna del santuario de mi Dios y ya no saldrá nunca de él; grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que baja del cielo de junto a mi Dios y mi nombre nuevo.
Al momento me arrebató el Espíritu. Había un trono en el cielo y alguien sentado en el trono.