El rey y sus acompañantes llegaron rendidos al Jordán y allí descansaron.
2 Samuel 16:5 - Nueva Biblia Española (1975) Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simei hijo de Gera; y salía maldiciendo, Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras el rey David llegaba a Bahurim, salió un hombre de la aldea maldiciéndolos. Era Simei, hijo de Gera, del mismo clan de la familia de Saúl. Biblia Católica (Latinoamericana) Como el rey David se acercara a Bajurim, salió un hombre de la familia de Saúl que se llamaba Simeí, hijo de Guera. Mientras caminaba, iba lanzando toda clase de maldiciones. La Biblia Textual 3a Edicion Al llegar el rey David a Bahurim, he aquí que de allí venía saliendo un hombre de la familia de la casa de Saúl, de nombre Simei ben Gera; y en tanto que salía echaba maldiciones. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando el rey David llegó a Bajurín, salió de allí un hombre del clan de la casa de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá. Avanzaba profiriendo maldiciones Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simeí, hijo de Gera; y salía maldiciendo, |
El rey y sus acompañantes llegaron rendidos al Jordán y allí descansaron.
Entonces el rey dijo a Sibá: Todo lo de Meribaal es tuyo. Sibá dijo: A tus pies, majestad. ¡Gracias por el favor que me otorgas!
Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos -toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey-
Pero entonces los vio un muchacho y se lo dijo a Absalón; ellos marcharon a toda prisa y entraron en casa de un hombre en Bajurín. Aquel hombre tenía un pozo en el corral y se metieron en él.
Paltiel la siguió hasta Bajurín, llorando detrás de ella. Abner le dijo: ¡Anda vuélvete! Y se volvió.
En la acrópolis de Susa vivía un judío llamado Mardoqueo, hijo de Yaír, de Semeí, de Quis, benjaminita,
Dios ha soltado la cuerda de mi arco, y desenfrenados contra mí me humillan.
Mis enemigos me insultan sin descanso, furiosos contra mí me maldicen.
Que ellos maldigan: bendíceme tú, fracasen mis enemigos, mientras tu siervo se alegra;
porque persiguen al que tú has herido, cuentan las llagas del que tú has lacerado.
porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo y para acostarse. Si grita a mi, yo le escucharé, porque yo soy compasivo.
Gorrión que aletea, golondrina que vuela, la maldición injusta no va a ninguna parte.
No hables mal del rey ni por dentro, no hables mal del rico ni en tu alcoba, porque un pajarito les lleva el cuento y un ser alado les cuenta lo dicho.
Pasará por allí, agobiado y hambriento, y rabioso de hambre maldecirá a su rey y a su Dios. Volverá la cabeza a lo alto