Su madre le dijo: Yo cargo con la maldición, hijo mío. Tú obedéceme, ve y tráemelos.
2 Samuel 14:9 - Nueva Biblia Española (1975) Mujer.-Majestad, yo y mi casa cargaremos con la responsabilidad; el rey y su trono no serán responsables. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la maldad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sean sin culpa. Biblia Nueva Traducción Viviente —¡Oh gracias, mi señor el rey! —le respondió la mujer de Tecoa—. Si lo critican por ayudarme, que la culpa caiga sobre mí y sobre la casa de mi padre, y que el rey y su trono sean inocentes. Biblia Católica (Latinoamericana) La mujer de Tecoa dijo al rey: '¡Señor rey, que este problema me afecte sólo a mí y a mi familia, pero que el rey y su trono no tengan por qué preocuparse!' La Biblia Textual 3a Edicion La mujer de Tecoa dijo entonces al rey: ¡Oh rey señor mío, recaiga la iniquidad sobre mí y sobre la casa de mi padre, pero que el rey y su trono sean libres de culpa!° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero la mujer de Tecoa dijo al rey. '¡Caiga sobre mí y sobre la casa de mi padre la culpa, oh mi señor el rey, y queden limpios de ella el rey y su trono!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la maldad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sean sin culpa. |
Su madre le dijo: Yo cargo con la maldición, hijo mío. Tú obedéceme, ve y tráemelos.
Yo respondo por él; a mí me pedirás cuentas de él: si no te lo traigo y lo pongo delante de ti, rompes conmigo para siempre.
¡Que la sangre de estos hombres caiga sobre Joab y su descendencia para siempre! ¡Y que la paz del Señor esté siempre con David, con sus descendientes, su casa y su trono!
No profanarán la tierra en que viven: con la sangre se profana la tierra, y por la sangre derramada en tierra no hay más expiación que la sangre del que la derramó.
El pueblo entero contestó: ¡Nosotros' y nuestros hijos respondemos de su sangre!
Postrada a sus pies, le dijo: La culpa es mía, señor. Pero deja que hable tu servidora, escucha las palabras de tu servidora.