Les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.
2 Corintios 2:10 - Nueva Biblia Española (1975) Sin embargo, al que le perdonen algo, se lo perdono yo también, pues de hecho lo que yo perdono, si algo tengo que perdonar, es debido a ustedes, delante de Cristo; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, Biblia Nueva Traducción Viviente Si ustedes perdonan a este hombre, yo también lo perdono. Cuando yo perdono lo que necesita ser perdonado, lo hago con la autoridad de Cristo en beneficio de ustedes, Biblia Católica (Latinoamericana) A quien ustedes perdonen, también yo le perdono, y lo que he perdonado, si realmente tenía algo que perdonar, lo perdoné en atención a ustedes, en presencia de Cristo. La Biblia Textual 3a Edicion Y a quien algo perdonéis, yo también, porque también lo que yo he perdonado, si algo he perdonado, ha sido por vosotros en presencia del Mesías; Biblia Serafín de Ausejo 1975 A quien vosotros perdonéis, también yo lo perdono; pues lo que yo he perdonado, si algo tuve que perdonar, ha sido en atención a vosotros en presencia de Cristo, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y al que vosotros perdonéis algo, yo también lo perdono; porque si algo he perdonado, a quien lo he perdonado, por vosotros lo he hecho en la persona de Cristo; |
Les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.
A quienes declaren libres de los pecados, quedarán libres de ellos; a quienes se los imputen, les quedarán imputados.
reunidos ustedes -y yo en espíritu en nombre de nuestro Señor Jesús, con el poder de nuestro Señor Jesús
pues el Dios que dijo: 'Brille la luz del seno de las tinieblas', la ha encendido en nuestros corazones, haciendo resplandecer el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro del Mesías.
Somos, pues, embajadores del Mesías y es como si Dios exhortara por nuestro medio. Por el Mesías se lo pido, déjense reconciliar con Dios.
procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero,
Unos con otros sean agradables y de buen corazón, perdonándose mutuamente como Dios los perdonó por Cristo.