Que te alabe el extraño, y no tu boca; el desconocido, y no tus labios.
2 Corintios 12:11 - Nueva Biblia Española (1975) He sido un insensato, ustedes me obligaron. Hablar en favor mío debería ser cosa suya, pues, aunque yo no sea nadie, en nada soy menos que esos superapóstoles. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy. Biblia Nueva Traducción Viviente Ustedes hicieron que me comportara como un necio. Deberían estar escribiendo elogios acerca de mí, porque no soy de ninguna manera inferior a esos «superapóstoles», aun cuando no soy nada en absoluto. Biblia Católica (Latinoamericana) He dicho tonterías, pero ustedes me obligaron. Ustedes debían haber hecho mis elogios, pues en nada me ganan los superapóstoles, aunque nada soy. La Biblia Textual 3a Edicion Me he hecho insensato;° vosotros me forzasteis; pues yo debía ser alabado por vosotros, porque en nada fui menos que aquellos grandes apóstoles,° aunque nada soy. Biblia Serafín de Ausejo 1975 He hecho el insensato. Vosotros me obligasteis. Erais vosotros quienes deberíais recomendarme, porque, aunque no soy nada, nada desmerezco frente a esos superapóstoles. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis; pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada soy menos que aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy. |
Que te alabe el extraño, y no tu boca; el desconocido, y no tus labios.
Pues ustedes lo mismo: cuando hayan hecho todo lo mandado, digan:¡'No somos más que unos pobres servidores,' hemos hecho lo que teníamos que hacer'.
Ya puedo hablar inspirado y penetrar todo secreto y todo el saber; ya puedo tener toda la fe, hasta mover montañas, que, si no tengo amor, no soy nada.
Pablo, Apolo, Pedro', el mundo, la vida, la muerte, lo presente y lo por venir, todo es de ustedes;
Si pasamos dificultades es para aliento y bien de ustedes; si cobramos aliento es para que ustedes cobren ese aliento que se traduce en soportar los mismos sufrimientos que padecemos nosotros.
Pues bajo ningún concepto me tengo yo en míenos que esos superapóstoles.
La marca de apóstol se vio en mi trabajo entre ustedes, en la constancia a toda prueba y en las señales, portentos y milagros.
Y eso que si quisiera presumir, no sería un insensato, diría la pura verdad, pero lo dejo, para que nadie me tenga en más de lo que puede sacar viéndome u oyéndome y por lo extraordinario de las revelaciones.
¿Estoy empezando a recomendarme otra vez? ¿Será que, como algunos individuos, necesito cartas de recomendación para ustedes o escritas por ustedes?
Porque, si perdí el juicio, fue por Dios; si estoy en mis sentidos, es por ustedes.
Por supuesto, si alguno se figura ser algo, cuando no es nada, él mismo se engaña.
A mí, el más insignificante de todos los consagrados, me concedieron este don: anunciar a los paganos la inimaginable riqueza del Mesías