Voy a proclamar el decreto del Señor. El me ha dicho: 'Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.
2 Corintios 1:19 - Nueva Biblia Española (1975) pues el Hijo de Dios, Jesús Mesías, que les hemos predicado nosotros -quiero decir Silvano y Timoteo conmigo-, no fue un ambiguo sí y no; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él; Biblia Nueva Traducción Viviente Pues Jesucristo, el Hijo de Dios, no titubea entre el «sí» y el «no». Él es aquel de quien Silas, Timoteo y yo les predicamos, y siendo el «sí» definitivo de Dios, él siempre hace lo que dice. Biblia Católica (Latinoamericana) al igual que el Hijo de Dios, Cristo Jesús, al que tanto yo como Silvano y Timoteo predicamos, no fue sí y no; en él no hubo más que un sí. La Biblia Textual 3a Edicion Porque el Hijo de Dios, Jesús el Mesías, que por nosotros fue predicado entre vosotros; por mí, por Silvano y Timoteo,° no fue sí y no; sino que ha sido sí en Él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque el Hijo de Dios, Cristo Jesús, que nosotros, Silvano, Timoteo y yo, proclamamos entre vosotros, no fue sí y no, sino que en él se realizó el sí. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí y Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en Él. |
Voy a proclamar el decreto del Señor. El me ha dicho: 'Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.
Dios dijo a Moisés: 'Soy el que soy'. Esto dirás a los israelitas: 'Yo soy' me envía a ustedes.
Todavía estaba él hablando, cuando una nube luminosa los cubrió, y dijo una voz desde la nube: Este es mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto. Escúchenlo.
Tú que destruías el santuario y lo reconstruías en tres días! Sálvate si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz.
El capitán y los soldados que con él custodiaban a Jesús, viendo el terremoto y todo lo que pasaba, dijeron aterrados: Verdaderamente éste era el Hijo de Dios.
Se oyó una voz del cielo: Este es mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto.
El tentador se le acercó y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que las piedras éstas se conviertan en panes.
El ángel le contestó: El Espíritu Santo bajará sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso al que va a nacer lo llamarán 'Consagrado', Hijo de Dios.
Pues yo en persona lo he visto y dejo testimonio de que éste es el Hijo de Dios.
Natanael le respondió: Señor mío, tú eres el hijo de Dios, tu eres rey de Israel.
Le replicaron las autoridades judías: Nosotros tenemos una Ley, y, según esa Ley, debe morir, porque se ha hecho hijo de Dios.
Pero éstas quedan escritas para que lleguen a creer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y, creyendo, tengan vida unidos a él.
Porque así demostró Dios su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo único, para que todo el que le preste adhesión tenga vida definitiva y ninguno perezca.
y nosotros creemos firmemente y sabemos muy bien que tú eres el Consagrado por Dios.
Les contestó Jesús: Pues sí, se lo aseguro: Desde antes que existiera Abrahán, soy yo lo que soy.
Los apóstoles y los responsables, de acuerdo con toda la asamblea, decidieron entonces elegir a algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Si-las, hombres de nota entre los hermanos,
Fue a Derbe y luego a Listra. Se encontró allí con un discípulo llamado Timoteo, de madre judía creyente, pero de padre griego.
Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, sosteniendo ante los judíos que Jesús es el Mesías.
y muy pronto se puso a predicar en las sinagogas afirmando que Jesús es el Hijo de Dios.
Pablo, apóstol del Mesías Jesús por designio de Dios, y el hermano Timoteo, a la Iglesia de Dios que está en Corinto y a todos los consagrados de Grecia entera:
Pablo, Silvano y Timoteo, a los que en Tesalónica forman la Iglesia de Dios Padre y del Señor Jesús Mesías; Les deseamos gracia y paz.
Pablo, Silvano y Timoteo, a los que en Tesalónica forman la Iglesia de Dios nuestro Padre y del Señor Jesús Mesías:
Sin discusión, grande es el misterio que veneramos: El se manifestó como hombre, lo rehabilitó el espíritu, se apareció a los mensajeros, se proclamó a las naciones, se le vio en el mundo, fue elevado a la gloría.
Por mano de Silvano, hermano de toda confianza -que por tal lo tengo-, les he escrito esta breve carta para exhortarlos y confirmarles que ésta es la verdadera gracia de Dios: apóyense en ella.
El recibió de Dios honra y gloria cuando, desde la sublime gloria, le llegó aquella voz tan singular: 'Este es mi hijo, a quien yo quiero, mi predilecto'.
eso que vimos y oímos se lo anunciamos ahora para que sean ustedes solidarios con nosotros; pero, además, esta solidaridad nuestra lo es con el Padre y con su Hijo Jesús, el Mesías.
Sabemos que ha venido el Hijo de Dios y nos ha dado entendimiento para conocer al Dios verdadero, y estamos con el verdadero, gracias a su Hijo, Jesús el Mesías. Ese es el verdadero Dios y vida eterna.
Quien va demasiado lejos y no se mantiene en la enseñanza del Mesías, no tiene a Dios; quien permanece en esa enseñanza, ése sí tiene al Padre y al Hijo.
Lo que vas a ver, escríbelo en un libro y mándalo a estas siete iglesias: Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea'.
Al verlo caí a sus pies como muerto. El puso su mano derecha sobre mí, diciéndome: 'No temas, yo soy el primero y el último,
Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es y era y ha de venir, el soberano de todo.
Para el mensajero de la iglesia de Tiatira escribe así: Esto dice el Hijo de Dios, el de ojos llameantes y pies como bronce: