y todos los judíos y jerosolimitanos, con Josafat al frente, emprendieron la vuelta a Jerusalén, festejando la victoria que el Señor les había concedido sobre sus enemigos.
1 Samuel 2:1 - Nueva Biblia Española (1975) Y Ana rezó esta oración: 'Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios, mi boca se ríe de mis enemigos, porque celebro tu salvación. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, Mi poder se exalta en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me alegré en tu salvación. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego Ana oró: «¡Mi corazón se alegra en el Señor! El Señor me ha fortalecido. Ahora tengo una respuesta para mis enemigos; me alegro porque tú me rescataste. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Ana pronunció este cántico:
'Mi corazón se alegra con Yavé,
lleno de fuerza me siento con Yavé;
ya puedo responder a mis enemigos
porque me salvaste, y soy feliz. La Biblia Textual 3a Edicion Y Ana oró, diciendo: ¡Mi corazón se alegra en YHVH! ¡Mi fuerza° se exalta en YHVH! ¡Mi boca se sobrepone a mis enemigos, Por cuanto me regocijo en tu salvación! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces Ana hizo esta plegaria: 'Salta de júbilo mi corazón por Yahveh, mi poder se exalta en Yahveh; mi boca se abre contra mis enemigos, pues me he alegrado con tu ayuda. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi cuerno es ensalzado en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación. |
y todos los judíos y jerosolimitanos, con Josafat al frente, emprendieron la vuelta a Jerusalén, festejando la victoria que el Señor les había concedido sobre sus enemigos.
Matanías, hijo de Mica, hijo de Zabdí, hijo de Asaf, que dirigía el canto y entonaba la acción de gracias; Bacbuquías, el segundo de sus hermanos; Abdías, hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Yedutún,
Me he cosido un sayal sobre el pellejo y he hundido en el polvo mi hombría;
para que no diga mi enemigo: 'Le he vencido', ni se alegre mi adversario de mi fracaso.
él acrece el vigor de su pueblo. Himno de todos sus fieles, de Israel, su pueblo allegado. ¡Aleluya!
¡Señor, mi peña, mi alcázar, mi libertador, Dios mío, roca mía, refugio mío! ¡Mi fuerza salvadora, mi baluarte famoso!
que podamos celebrar tu victoria y alzar estandartes en honor de nuestro Dios. Que el Señor te conceda todo lo que le pides.
Le has concedido el deseo de su corazón, no le has negado lo que pedían sus labios.
Porque tú eres su honor y su fuerza, y con tu favor, se yergue nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo y el Santo de Israel es nuestro Rey.
Mi fidelidad y lealtad lo acompañarán, con mi autoridad se erguirá su poder:
Piedad, Señor, mira cómo me oprimen mis enemigos, levántame del umbral de la muerte,
pero yo alzo la cabeza como búfalo que sacude los cuernos, estoy ungido con aceite fresco.
Entonces Moisés y los israelitas cantaron este canto al Señor: 'Cantaré al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar.
María entonaba: 'Canten al Señor, sublime es su victoria; caballos y carros ha arrojado en el mar'.
Más aún, gracias a Jesús Mesías, Señor nuestro, que nos ha obtenido la reconciliación, estamos también orgullosos de Dios.
Bello como cría de vaca, con grandes cuernos de búfalo; con ellos embestirá a los pueblos y acosará a los confines de la tierra. Así son tas miradas de Efraín, así son los millares de Manases.
Porque los circuncisos somos nosotros, que damos culto con el Espíritu de Dios y que ponemos nuestra gloria en el Mesías Jesús sin confiar en lo propio nuestro.
Como cristianos, estén siempre alegres, se lo repito, estén alegres. Que todo el mundo note lo comprensivos que son.
en lo que sea, presenten ante Dios sus peticiones con esa oración y. esa súplica que incluyen acción de gracias;
Ustedes no lo vieron, pero lo aman; ahora, creyendo en él sin verlo, sienten un gozo indecible, radiantes de alegría,
¡Regocíjate, cielo, por lo que le pasa, y también ustedes, los consagrados, los apóstoles y los profetas! Porque, condenándola a ella, Dios les ha hecho justicia.
Su rival la insultaba ensañándose con ella para mortificarla, porque el Señor la había hecho estéril.
Así hacía año tras año; siempre que subían al templo del Señor, solía insultarla así. Una vez Ana lloraba y no comía.