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Hechos 26:10 - Biblia Version Moderna (1929)

10 lo cual también hice en Jerusalem, encerrando yo mismo en la cárcel a muchos de los santos, habiendo recibido autorización de parte de los jefes de los sacerdotes; y cuando se les daba muerte, yo echaba mi voto contra ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Por cierto, eso fue justo lo que hice en Jerusalén. Con la autorización de los sacerdotes principales, hice que muchos creyentes de allí fueran enviados a la cárcel. Di mi voto en contra de ellos cuando los condenaban a muerte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Así lo hice en Jerusalén con los poderes que me dieron los jefes de los sacerdotes: hice encarcelar a muchos creyentes, y cuando eran condenados a muerte, yo di también mi voto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 lo cual, en efecto, hice en Jerusalem, pues luego de recibir autorización de parte de los principales sacerdotes, no sólo encerré yo en cárceles a muchos de los santos, sino que deposité la piedrecita° en contra cuando los mataban.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y lo hice en Jerusalén; encerré a muchos de los fieles en la cárcel, con autorización que recibía de los pontífices. Cuando se los condenaba a muerte, yo daba mi voto contra ellos.

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Hechos 26:10
17 Σταυροειδείς Αναφορές  

sino a los santos que están en la tierra, y a los excelentes, en quienes tengo toda mi complacencia.


y arrojándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos depositaron las ropas de ellos a los pies de un joven que se llamaba Saulo.


Y SAULO consentía con ellos en su muerte. ¶Y fué hecha en aquel tiempo una grande persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalem; y todos los discípulos fueron dispersados por las regiones de Judea y Samaria, menos los apóstoles.


Saulo empero asolaba a la iglesia, yendo de casa en casa; y arrastrando a hombres y mujeres, los iba metiendo en la cárcel.


Y todos los que le oían quedaron asombrados, y decían: ¿No es éste aquel que en Jerusalem destrozaba a los que invocan este Nombre? y aquí también había venido para esto mismo, para conducirlos atados ante los jefes de los sacerdotes.


¶Y llegado que hubo a Jerusalem, procuraba unirse con los discípulos: y todos ellos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.


Y aconteció que mientras Pedro caminaba por todas partes, descendió también a los santos que habitaban en Lidda.


Y dándole la mano, la levantó: y habiendo llamado a los santos y a las viudas, la presentó viva.


pues soy el menor de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios.


Porque habéis oído hablar de mi manera de vida, en otro tiempo, en el judaísmo, de cómo perseguía desmedidamente a la iglesia de Dios y la destrozaba:


PABLO, apóstol de Cristo Jesús, por la voluntad de Dios, a los santos que están en Efeso y creyentes en Cristo Jesús:


¶Y ví a aquella mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús. Y cuando la ví, me maravillé con grande admiración.


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