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2 Tesalonicenses 1:9 - Biblia Version Moderna (1929)

9 los cuales sufrirán el castigo de eterna perdición, procedente de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Serán castigados con destrucción eterna, separados para siempre del Señor y de su glorioso poder.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Serán condenados a la perdición eterna, lejos del rostro del Señor y de su Gloria irresistible.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 los cuales pagarán la pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor, y de su glorioso poder;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Estos tales padecerán el castigo de la ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,

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2 Tesalonicenses 1:9
38 Σταυροειδείς Αναφορές  

Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el jardín al fresco del día; y escondiéronse el hombre y su mujer de la presencia de Jehová Dios, entre los árboles del jardín.


Y salió Caín de la presencia de Jehová, y establecióse en la tierra de Nod, al oriente de Edén.


Por eso dicen a Dios: ¡Apártate de nosotros, que no nos gusta el conocimiento de tus caminos!


Ellos decían a Dios: ¡Apártate de nosotros! y: ¿Qué podrá el Todopoderoso hacer por nosotros?


Me harás conocer el sendero de la vida: en tu presencia está la plenitud de gozo; a tu diestra se hallan delicias eternamente.


¡No me eches de tu presencia, y no me quites tu santo Espíritu!


Mas la destrucción de los transgresores y de los pecadores será a un mismo tiempo; y los que abandonan a Jehová serán consumidos.


¡Entra en la peña y escóndete en el polvo, a causa del pavor de Jehová y de la gloria de su majestad!


y los que les dan culto se meterán en las cavernas de las peñas y en los hoyos de la tierra, a causa del pavor de Jehová y de la gloria de su majestad, cuando se levantare para aterrar la tierra.


para meterse en las aberturas de las rocas, y en las hendiduras de los peñascos, a causa del pavor de Jehová y de la gloria de su majestad, cuando se levantare para aterrar la tierra.


Aterrados están los pecadores en Sión, temblor se ha apoderado de los impíos. ¿quién de entre nosotros habitará el fuego devorador? ¿quién de entre nosotros habitará en los ardores eternos?


Y saldrán, y mirarán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; cuyo gusano no morirá, y su fuego nunca se apagará; y serán un objeto de horror para toda carne.


También una multitud de dormidos en el polvo de la tierra despertará; los unos para vida eterna, y los otros para deshonra y aborrecimiento eterno.


Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles; y entonces dará a cada uno conforme a sus hechos.


Entonces el rey dijo a los asistentes: Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.


y entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y grande gloria.


Entonces dirá también a los que estarán a su izquierda:  ¡Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles!


Y éstos irán al suplicio eterno; pero los justos a la vida eterna.


El Hijo del hombre se va en verdad, como está escrito de él; mas ¡ay de aquel hombre por quien es entregado el Hijo del hombre! bueno le fuera al tal hombre si nunca hubiera nacido.


y entonces yo les protestaré: ¡Nunca os conocí! ¡apartaos de mí, obradores de la iniquidad!


mas él dirá: Dígoos que no sé de dónde sois: apartaos de mí todos los obradores de iniquidad.


Hallóle después Jesús en el Templo, y le dijo: He aquí ya estás sano; no peques más, no sea que te suceda otra cosa peor.


Y dijo: Jehová vino de Sinaí, y desde Seir levantóse como el sol para ellos: resplandeció desde el monte Parán, y vino de en medio de diez millares de santos ángeles: a su diestra traía una ley de fuego para ellos.


cuyo fin es la perdición, cuyo dios es su vientre, y su gloria es en su vergüenza; los cuales piensan sólo en lo terrenal.


Cuando los hombres estén diciendo: ¡Paz y seguridad! entonces mismo vendrá sobre ellos repentina destrucción, como dolores de parto sobre la que está encinta; y no podrán escaparse.


y entonces será revelado el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su advenimiento;


aguardando aquella esperanza bienaventurada, y el aparecimiento en gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo;


¿de cuánto más severo castigo, pensáis, que será tenido por digno aquel que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha estimado como inmunda la sangre del pacto con que había sido consagrado al servicio de Dios, y ha hecho ultraje al Espíritu de gracia?


¶Estos son fuentes sin agua, neblinas impelidas por una tempestad; para quienes es reservada la negrura de las tinieblas.


pero los cielos de ahora y la tierra, por la misma palabra están guardados para el fuego, siendo reservados para el día del juicio y de la destrucción de los hombres inicuos.


olas embravecidas del mar, que espuman sus propias obras vergonzosas; estrellas errantes, a quienes ha sido reservada la negrura de las tinieblas para siempre!


¶Y ví un gran trono blanco, y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia huyó la tierra y el cielo; y no fué hallado lugar para ellos.


Y la muerte y el sepulcro fueron arrojados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda.


Mas en cuanto a los cobardes, y los incrédulos, y los abominables, y los homicidas, y los fornicarios, y los hechiceros, y los idólatras, y todos los mentirosos, su parte será en el lago que arde con fuego y azufre: que es la muerte segunda.


Excluídos están los perros, y los hechiceros, y los fornicarios, y los homicidas, y los idólatras, y cada uno que ama y obra la mentira.


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