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Hechos 27:29 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

29 Esto asustó a los marineros, pues quería decir que el barco podía chocar contra las rocas. Echaron cuatro anclas al mar, por la parte trasera del barco, y le pidieron a Dios que pronto amaneciera.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

29 Y temiendo dar en escollos, echaron cuatro anclas por la popa, y ansiaban que se hiciese de día.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 A la velocidad que íbamos, ellos tenían miedo de que pronto fuéramos arrojados contra las rocas que estaban a lo largo de la costa; así que echaron cuatro anclas desde la parte trasera del barco y rezaron que amaneciera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Temerosos de que fuéramos a chocar contra unas rocas, tiraron cuatro anclas desde la popa y esperaron ansiosamente a que amaneciera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 Y temiendo que encalláramos en algún lugar rocoso, soltaron cuatro anclas desde popa y deseaban con ansia que se hiciera de día.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Temiendo no fuéramos a dar contra alguna escollera, arrojaron desde popa cuatro anclas y esperaban ansiosos que se hiciera de día.

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Hechos 27:29
8 Σταυροειδείς Αναφορές  

Con ansias espero a Dios; ¡con más ansias lo espero que los vigilantes a la mañana! Los vigilantes esperan que llegue la mañana,


Después los marineros usaron cuerdas, y con ellas trataron de sujetar el casco del barco, para que no se rompiera. Todos tenían miedo de que el barco quedara atrapado en los depósitos de arena llamados Sirte. Bajaron las velas y dejaron que el viento nos llevara a donde quisiera.


Midieron, y se dieron cuenta de que el agua tenía treinta y seis metros de profundidad. Más adelante volvieron a medir, y estaba a veintisiete metros.


Pero aun así, los marineros querían escapar del barco. Comenzaron a bajar el bote salvavidas, haciendo como que iban a echar más anclas en la parte delantera del barco.


Esta confianza nos da plena seguridad; es como el ancla de un barco, que lo mantiene firme y quieto en el mismo lugar. Y esta confianza nos la da Jesucristo, que traspasó la cortina del templo de Dios en el cielo, y entró al lugar más sagrado.


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