1 Reyes 6:7 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual
7 Las piedras que se usaron para construir el templo fueron preparadas de antemano. De esta manera no se escuchó en el edificio el ruido de martillos, hachas u otras herramientas.
7 Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de tal manera que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento de hierro.
7 Las piedras que se usaron en la construcción del templo se labraban en las canteras, de modo que no hubo ruido de martillo, ni de hacha, ni de ninguna otra herramienta de hierro en el lugar de la obra.
7 Para construir la Casa, se usaban piedras talladas en las canteras; mientras duró la construcción no se oyó en la Casa ni martillo ni hacha ni ninguna herramienta de fierro.
7 En su construcción, la Casa fue edificada con piedras labradas en las cantería, de manera que ni martillos, ni hachas, ni ningún instrumento de hierro se dejó oír en la Casa mientras la construían.
7 En la construcción del templo se empleaban piedras talladas ya en la misma cantera, de suerte que, durante la construcción del templo, no se oía ruido de martillos, cinceles ni instrumento alguno de hierro.
Los salones edificados alrededor del templo eran de tres pisos. La planta baja medía dos metros y veinticinco centímetros de ancho. El primer piso era de dos metros con setenta centímetros de ancho, y el segundo piso medía tres metros con quince centímetros de ancho. Por fuera había reducido las medidas del templo para no apoyar en las paredes las vigas que sostenían los salones.
La puerta de los salones que rodeaban el templo estaba en el lado derecho del edificio. Para subir a los otros dos pisos había una escalera en forma de caracol.
»Cuando quieran hacerme un altar de piedra, no corten las piedras con ninguna herramienta, sino úsenlas tal como las encuentren. Si las cortan con herramientas, dejarán de ser apropiadas para un altar.
En las regiones de Judea, Galilea y Samaria, los miembros de la iglesia vivían sin miedo de ser maltratados. Seguían adorando al Señor, y cada día confiaban más en él. Con la ayuda del Espíritu Santo, cada vez se unían más y más personas al grupo de seguidores del Señor Jesús.
darán gracias a Dios, el Padre. Porque él nos ha preparado para que recibamos, en su reino de luz, la herencia que él ha prometido a su pueblo elegido.