El sol no será más tu luz de día, ni para resplandor te dará la luna su luz; porque Jehová mismo será tu luz eterna, y tu Dios tu gloria.
Lucas 9:32 - Biblia Version Moderna (1929) Pedro empero y sus compañeros estaban cargados de sueño; mas habiendo sacudido el sueño, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban con él. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. Biblia Nueva Traducción Viviente Pedro y los otros se durmieron. Cuando despertaron, vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres de pie junto a él. Biblia Católica (Latinoamericana) Un sueño pesado se había apoderado de Pedro y sus compañeros, pero se despertaron de repente y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. La Biblia Textual 3a Edicion Y Pedro y los que estaban con él se hallaban cargados de sueño, pero habiéndose sacudido el sueño, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban con Él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero se despertaron y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que con él estaban. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y despertando, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban con Él. |
El sol no será más tu luz de día, ni para resplandor te dará la luna su luz; porque Jehová mismo será tu luz eterna, y tu Dios tu gloria.
Oí sin embargo la voz de sus palabras; y luego que oí la voz de sus palabras, caí sin sentido sobre mi rostro, con mi rostro en tierra.
Y cuando me habló, yo caí sin sentido, sobre mi rostro, en tierra; pero él me tocó, y me puso derecho en donde yo estaba.
Y vino otra vez, y los halló dormidos; porque sus ojos estaban sumamente cargados de sueño, y no sabían qué responderle.
¶Y el Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su glorila, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
¡Padre! yo quiero que aquellos también que me has dado, estén conmigo en donde yo estoy, para que vean mi gloria, que tú me has dado: porque me amaste antes de la fundación del mundo.
¶Porque no fuimos seguidores alucinados de fábulas ingeniosas, cuando os dimos a conocer el poder y advenimiento de nuestro Señor Jesucristo, sino que fuimos testigos de vista de su majestad:
Amados míos, ahora somos hijos de Dios; y todavía no ha sido manifestado lo que hemos de ser; sabemos empero, que cuando él fuere manifestado, nosotros seremos semejantes a él, porque le veremos tal como es.