Lucas 7:40 - Biblia Version Moderna (1929) Y respondiendo Jesús, le dijo: Simón, tengo una cosa que decirte. Y él dice: Di, Maestro. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús respondió a los pensamientos del fariseo: —Simón —le dijo—, tengo algo que decirte. —Adelante, Maestro —respondió Simón. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero Jesús, tomando la palabra, le dijo: 'Simón, tengo algo que decirte. Simón contestó: 'Habla, Maestro. Y Jesús le dijo:' La Biblia Textual 3a Edicion Jesús, tomando la palabra, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Él dice: Di, Maestro. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces tomó Jesús la palabra y le dijo: 'Simón, tengo que decirte una cosa'. Y él contestó: 'Dime, Maestro'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él dijo: Di, Maestro. |
Y vienen a ti como viene el pueblo, y se sientan delante de ti como pueblo mío, y oyen tus palabras; mas no las ponen por obra; porque con su boca manifiestan mucho amor; pero su corazón va tras de su lucro.
El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor: pues si yo soy Padre, ¿dónde está mi honra? y si soy Señor, ¿dónde está el temor que se me debe? dice Jehová de los Ejércitos a vosotros, oh sacerdotes que despreciáis mi Nombre. Y decís: ¿En qué hemos despreciado tu Nombre?
Y luego, llegándose a Jesús, le dijo: ¡Dios te guarde, Rabbí! y le besó.
Muchos me dirán en aquel día: ¡Señor! ¡Señor! ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchas obras poderosas?
¶Y cierto hombre principal le preguntó, diciendo: Buen Maestro, ¿haciendo qué cosa, heredaré la vida eterna?
Mas Jesús, que conocía los pensamientos de ellos, respondióles, diciendo: ¿Qué discurrís en vuestros corazones?
Y respondiendo Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos:
Mas él conocía sus pensamientos, y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, poniéndose en pie, se estuvo esperando.
Mas al ver esto el fariseo que le había convidado, habló dentro de sí, diciendo: Éste, si fuera profeta, hubiera conocido quién y qué tal es la mujer que le toca; porque es pecadora.
Dícele Jesús: Cierto acreedor tenía dos deudores; el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta.
Jesús percibía que deseaban preguntarle; y les dijo: ¿Inquirís entre vosotros respecto de esto que dije: Un poco, y no me veréis; y otra vez un poco y me veréis?
Ahora conocemos que tú sabes todas las cosas, y no has menester que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de con Dios.
Éste vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabbí, sabemos que eres un maestro venido de Dios; porque nadie puede hacer estos milagros que tú haces, a menos que Dios esté con él.