Lucas 23:51 - Biblia Version Moderna (1929) (él no había consentido en el consejo ni en la obra de los demás), de Arimatea, ciudad de los Judíos, el cual también esperaba el reino de Dios; Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos, Biblia Nueva Traducción Viviente pero no había estado de acuerdo con la decisión y las acciones de los otros líderes religiosos. Era de la ciudad de Judea llamada Arimatea y esperaba la venida del reino de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) pero que no había estado de acuerdo con los planes ni actos de los otros. Era de Arimatea, una ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. La Biblia Textual 3a Edicion aunque no había consentido con el consejo ni las acciones de ellos, Biblia Serafín de Ausejo 1975 que no había dado su voto a lo decretado y ejecutado por los demás y esperaba el reino de Dios, Biblia Reina Valera Gómez (2023) (Este, no había consentido con el consejo ni con los hechos de ellos), de Arimatea, ciudad de los judíos, y quien también esperaba el reino de Dios. |
¶No seguirás la muchedumbre para hacer mal; ni darás testimonio en una causa inclinándote al parecer de los grandes, para pervertir la justicia;
¡Hijo mío, si los pecadores quisieren atraerte con halagos, no lo consientas!
No llaméis conspiración a todo lo que llama este pueblo conspiración, ni participéis en su temor, ni os amedrentéis.
¶Y cuando era la tarde, vino un hombre rico de Arimatea, que se llamaba José, el cual también era discípulo de Jesús:
vino José de Arimatea, consejero noble, el cual también esperaba el reino de Dios, y entrando osadamente a Pilato, pidió para sí el cuerpo de Jesús.
¶Y he aquí que había en Jerusalem un hombre llamado Simeón; y este hombre era justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
Y ésta, presentándose en aquella misma hora, daba gracias al Señor, y hablaba de aquel niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalem.
HABÍA cierto hombre de Ramataim-zofim, de la serranía de Efraim, que se llamaba Elcana, hijo de Jeroham, hijo de Elíú, hijo de Tohú, hijo de Zuf, efrateo.