Los hijos de Israel también pasaron revista, y provistos de raciones, marcharon al encuentro de ellos; y acamparon los hijos de Israel al frente de ellos, como dos rebañuelos de cabras; mas los Siros llenaban el país.
Jueces 7:12 - Biblia Version Moderna (1929) Y Madián y Amalec, con todos los hijos de Oriente, estaban tendidos por el valle, siendo como langostas en muchedumbre; y de sus camellos no había número, pues eran como las arenas que están a la ribera del mar en multitud. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente estaban tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena que está a la ribera del mar en multitud. Biblia Nueva Traducción Viviente Los ejércitos de Madián, de Amalec y del pueblo del oriente se habían establecido en el valle como un enjambre de langostas. Sus camellos eran como los granos de arena a la orilla del mar, ¡imposibles de contar! Biblia Católica (Latinoamericana) Estos se habían instalado en toda la llanura junto con Amalec y todos los hijos de Oriente. Hormigueaban como las langostas y sus camellos eran tan numerosos como la arena de la orilla del mar. La Biblia Textual 3a Edicion Y Madián y Amalec, con todos los orientales, estaban esparcidos por el valle como multitud de langostas, y sus camellos eran incontables como la arena que está a la orilla del mar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los madianitas, los amalecitas y todos los hijos de oriente habían caído sobre el valle, numerosos como langostas, y sus camellos eran innumerables, como las arenas de las orillas del mar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Madián, y Amalec, y todos los orientales, estaban tendidos en el valle como langostas en muchedumbre, y sus camellos eran innumerables, como la arena que está a la ribera del mar en multitud. |
Los hijos de Israel también pasaron revista, y provistos de raciones, marcharon al encuentro de ellos; y acamparon los hijos de Israel al frente de ellos, como dos rebañuelos de cabras; mas los Siros llenaban el país.
De modo que superaba la sabiduría de Salomón a la sabiduría de todos los hijos de Oriente, y a toda la sabiduría de los Egipcios.
¡OH Jehová, cuánto se han aumentado mis adversarios! ¡muchos son los que se levantan contra mí!
El rey no se salva por la multitud del ejército; el valiente no se librará por su mucha potencia.
A Egipto le cortarán su bosque, dice Jehová, aunque sea impenetrable; pues más son en número que las langostas, y no tienen cuento.
Éstos pues salieron, y todos sus ejércitos con ellos, mucha gente, como las arenas que están a la ribera del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra.
Pues sucedía que cuando los hijos de Israel habían hecho la siembra, subían los Madianitas y los Amalecitas y los hijos de Oriente; sí, subían contra ellos,
¶Entretanto todo Madián y Amalec, con los hijos de Oriente, se habían juntado en uno, y pasando adelante acamparon en el Valle de Jezreel.
Porque subían con sus ganados y sus tiendas, entrando en el país como langostas en multitud; pues que de ellos y de sus camellos no había número: y entraban en la tierra para destruirla.
Y cuando llegó Gedeón, he aquí que cierto hombre estaba contando a su compañero un sueño, y decía: He aquí que acabo de soñar un sueño; a saber, que veía una torta de pan de cebada que venía rodando por el campamento de Madián, y llegaba a las tiendas, y las hería, de manera que caían; y las volcaba de arriba abajo; y así cayeron las tiendas.
¶Mas Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y su ejército con ellos, como quince mil hombres, todos los que quedaron de todo aquel ejército de los hijos de Oriente; porque cayeron ciento veinte mil hombres que sacaban espada.
Los Filisteos también se juntaron para pelear contra Israel, a saber, treinta mil carros, y seis mil de gente de a caballo, y pueblo como las arenas que están a la orilla del mar en multitud: los cuales subieron, y asentaron campamento en Micmás, al oriente de Bet-aven.
Y los hirió David desde el crepúsculo de la mañana, hasta la tarde del día siguiente; de manera que no escapó de ellos hombre, salvo cuatrocientos mancebos que cabalgaban sobre camellos, y así se fugaron.