¶Entonces Helcías sacerdote, y Ahicam, y Acbor, y Safán, y Asaya fueron a Hulda profetisa, mujer de Sallum hijo de Ticva, hijo de Carcás, jefe del guardarropa, la cual habitaba en Jerusalem, en la ciudad segunda, y hablaron con ella.
Jueces 4:4 - Biblia Version Moderna (1929) ¶Y Débora, profetisa, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel en aquel tiempo. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; Biblia Nueva Traducción Viviente Débora, la esposa de Lapidot, era una profetisa que en ese tiempo juzgaba a Israel. Biblia Católica (Latinoamericana) En aquel tiempo, la profetisa Débora, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel. La Biblia Textual 3a Edicion En aquel tiempo juzgaba en Israel Débora, una profetisa, mujer de Lapidot.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por aquel tiempo era juez en Israel la profetisa Débora, mujer de Lapidot. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, esposa de Lapidot; |
¶Entonces Helcías sacerdote, y Ahicam, y Acbor, y Safán, y Asaya fueron a Hulda profetisa, mujer de Sallum hijo de Ticva, hijo de Carcás, jefe del guardarropa, la cual habitaba en Jerusalem, en la ciudad segunda, y hablaron con ella.
¡Acuérdate, oh Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas sus obras; y también de Noadías profetisa, y de los demás profetas supuestos que procuraban meterme miedo!
¶Y María, la profetisa, hermana de Aaron, tomó un pandero en su mano, y salieron todas las mujeres en pos de ella, con panderos y con danzas.
¶Y tú, oh hijo del hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo, las cuales profetizan de su mismo corazón; y profetiza contra ellas;
Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de servidumbre te redimí; y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María.
¶Había también cierta profetiza, llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; era de grande edad, habiendo vivido con su marido siete años desde su doncellez;
Mas toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza; porque lo mismo es que si su cabeza estuviera rapada.
En él no hay judío ni griego, no hay siervo ni libre, no hay varón ni hembra; porque todos vosotros sois uno mismo en Cristo Jesús.
Y clamaron los hijos de Israel a Jehová; porque tenía Jabín novecientos carros de hierro, y había oprimido a los hijos de Israel con violencia durante veinte años.
Y daba sus audiencias bajo el palmar de Débora, entre Ramá y Bet-el, en la serranía de Efraim; y los hijos de Israel acudían a ella a juicio.