Y ellos temieron con gran temor y decían unos a otros: ¿Quién, pues, es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?
Juan 11:43 - Biblia Version Moderna (1929) Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús gritó: «¡Lázaro, sal de ahí!». Biblia Católica (Latinoamericana) Al decir esto, gritó con fuerte voz: '¡Lázaro, sal fuera!' La Biblia Textual 3a Edicion Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y después de decir esto, gritó con voz potente: '¡Lázaro, sal fuera!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! |
Y ellos temieron con gran temor y decían unos a otros: ¿Quién, pues, es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?
Y yo sabía que me oyes siempre, mas a causa de la multitud que está presente, lo dije, para que ellos crean que tú me has enviado.
Y aquel que había estado muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y envuelto el rostro en un sudario. Les dice Jesús: ¡Desatadle, y dejadle ir!
JESÚS entonces, seis días antes de la Pascua, vino a Betania, donde estaba Lázaro, a quien él había resucitado de entre los muertos.
¶Así, pues, una gran muchedumbre de los judíos oyó decir que él estaba allí; y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino para ver a Lázaro también, a quien él había resucitado de entre los muertos.
Y viendo esto Pedro, respondió al pueblo: ¡Varones israelitas! ¿por qué os admiráis de esto? ¿o por qué claváis la vista en nosotros, como si por nuestro propio poder o piedad hubiésemos hecho andar a este hombre?
Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo, eso te doy: ¡En el nombre de Jesucristo el Nazareno, levántate y anda!
Y Pedro le dijo: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y al instante se levantó.
Mas Pedro, habiéndolas hecho salir a todas, se puso de rodillas y oró; luego, volviéndose hacia el cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos; y viendo a Pedro, se incorporó.