Esto no obstante, Jehová quiso quebrantarle; le ha afligido: cuando hiciere su vida ofrenda por el pecado, verá linaje, prolongará sus días, y el placer de Jehová prosperará en su mano.
Juan 10:15 - Biblia Version Moderna (1929) Como el Padre me conoce a mí, así también yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. Biblia Nueva Traducción Viviente como también mi Padre me conoce a mí, y yo conozco al Padre. Así que sacrifico mi vida por las ovejas. Biblia Católica (Latinoamericana) lo mismo que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Y yo doy mi vida por las ovejas. La Biblia Textual 3a Edicion así como el Padre me conoce y Yo conozco al Padre,° y pongo mi vida por las ovejas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy mi vida por las ovejas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Como el Padre me conoce, así también yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. |
Esto no obstante, Jehová quiso quebrantarle; le ha afligido: cuando hiciere su vida ofrenda por el pecado, verá linaje, prolongará sus días, y el placer de Jehová prosperará en su mano.
Por medio de la opresión y del juicio fué quitado; y en cuanto a los de su generación, ¿quién entre ellos pensaba que fué cortado de le tierra de los vivientes, por la transgresión de mi pueblo; hecho maldición por ellos?
Y después de las sesenta y dos semanas será muerto el Mesías; y no será más suyo el pueblo: y el pueblo de otro príncipe que ha de venir, destruirá la ciudad y el Santuario; y su fin será como con avenida de aguas; y hasta el fin de la guerra están decretados asolamientos.
¡Despierta, oh espada, contra mi Pastor, y contra el Varón que es mi socio, dice Jehová de los Ejércitos! ¡hiere al Pastor, y serán dispersadas las ovejas, y yo tornaré mi mano contra los pequeñitos!
Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoce nadie, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar.
así como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
¶En aquella misma hora, Jesús regocijóse sobre manera en el Espíritu Santo, y dijo: ¡Gracias te doy, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños! ¡Sí, Padre, gracias te doy; porque así pareció bueno a tu vista!
Todas las cosas me son entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar.
A Dios nadie jamás le ha visto: el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Nadie tiene amor más grande que este: que ponga uno su vida por sus amigos.
¡Oh Padre justo! el mundo no te ha conocido; mas yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.
No que hombre alguno haya visto al Padre, con excepción de aquel que es de Dios: éste ha visto al Padre.
Y vosotros no le conocéis: yo empero le conozco; y si dijere: No le conozco, sería un mentiroso, como vosotros: pero yo le conozco, y guardo su palabra.
el cual se dió a sí mismo por nuestros pecados, para libramos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,
Cristo empero nos redimió de la maldición de la ley, cuando fué hecho maldición por nosotros; (pues que está escrito: Maldito es todo aquel que es colgado en madero,)
y andad en amor, así como Cristo también nos amó, y se dió a sí mismo por nosotros, como ofrenda y sacrificio a Dios, de olor grato.
el cual se dió a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad, y purificar para sí mismo un pueblo de su propia posesión, celoso de buenas obras.
quien mismo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, a fin de que nosotros, estando muertos a los pecados, viviésemos a la justicia: por cuyas llagas vosotros fuisteis sanados.
Porque Cristo también padeció por los pecados, una vez para siempre, el justo por los injustos, a fin de llevarnos a Dios, cuando fué muerto en cuanto a la carne, pero vivificado en cuanto al espíritu;
el cual es también la propiciación por nuestros pecados; y no por los nuestros solamente, sino también por los de todo el mundo.