Duras cosas has hecho ver a tu pueblo; nos has hecho beber vino de aturdimiento.
Jeremías 23:9 - Biblia Version Moderna (1929) Acerca de los profetas. Quebrantado está mi corazón dentro de mí, y se estremecen todos mis huesos; he venido a ser como un ebrio, como un hombre vencido del vino; a causa de Jehová, y a causa de sus santas palabras. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan; estoy como un ebrio, y como hombre a quien dominó el vino, delante de Jehová, y delante de sus santas palabras. Biblia Nueva Traducción Viviente Mi corazón está destrozado debido a los falsos profetas, y me tiemblan los huesos. Me tambaleo como un borracho, como alguien dominado por el vino, debido a las santas palabras que el Señor ha pronunciado contra ellos. Biblia Católica (Latinoamericana) Para los profetas.
Se me parte el corazón en mi pecho,
tiemblo de pies a cabeza;
quedo como un borracho
que ha volteado el vino,
al ver a Yavé y oír sus santas palabras:' La Biblia Textual 3a Edicion A los profetas: Mi corazón está quebrantado dentro de mí, Y todos mis huesos se estremecen. He venido a ser como un ebrio, Como un hombre vencido por el vino, A causa de YHVH, Y a causa de sus santas palabras. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sobre los profetas. Se me rompe el corazón dentro de mí, tiemblan todos mis huesos; estoy como un hombre borracho, como uno a quien rindió el vino, por causa de Yahveh y de sus santas palabras: Biblia Reina Valera Gómez (2023) A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí; todos mis huesos tiemblan; estoy como un hombre borracho, y como un hombre a quien dominó el vino, por causa de Jehová y por las palabras de su santidad. |
Duras cosas has hecho ver a tu pueblo; nos has hecho beber vino de aturdimiento.
¡La afrenta me ha quebrantado el corazón, y estoy lleno de pesadumbre; y esperaba quien se compadeciera de mí, mas no lo hubo; y consoladores, mas no los hallé!
¡AY de la orgullosa corona de los borrachos de Efraim, y de la caduca flor de su hermosura gloriosa, la cual está sobre la cabeza del valle feracísimo, de aquellos pecadores vencidos del vino!
¡Deteneos y maravillaos! ¡gozaos y cegaos todavía más! ¡Ebrios están, mas no con vino; tambalean, mas no a causa de licor fermentado!
Por tanto, oye esto, ¡oh afligida! embriagada también, mas no con vino:
Entonces yo dije: ¡Ay de mí, pues soy perdido! porque soy hombre de labios inmundos, y en medio de un pueblo de labios inmundos habito; por cuanto mis ojos han visto al Rey, a Jehová de los Ejércitos.
Entonces dije para mí: ¡No haré mención de él, ni hablaré más en su nombre! pero su palabra fué en mi corazón como fuego consumidor, encerrado en mis huesos; me cansé pues de refrenarme; no pude callar.
Y aconteció que cuando oyeron todas las palabras, se miraron espantados unos a otros; y dijeron a Baruc: Seguramente hemos de dar parte al rey de todas estas palabras.
Los profetas profetizan mentira, y los sacerdotes gobiernan por medio de ellos, y mi pueblo quiere que sea así; ¿y qué haréis en el final de ello?
¡Oh si pudiera consolarme en mi angustia! mi corazón desfallece dentro de mí.
¡OH si fuera aguas mi cabeza, y mis ojos fuente de lágrimas; para que día y noche yo llorara por los muertos de la hija de mi pueblo!
Así dice Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan tras su mismo espíritu, y no han visto nada!
y le dijo Jehová: ¡Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalem y pon una marca sobre las frentes de los hombres que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella!
¡Al anciano, al joven, y a la doncella, y a los niños, y a las mujeres, matadlos, hasta exterminarlos! mas no os lleguéis a ninguno en quien esté la marca; ¡y comenzad desde mi Santuario! Comenzaron pues por los ancianos que estaban delante de la Casa.
¶Y yo Daniel quedé sin fuerzas, y estuve enfermo algunos días; después me levanté, y me puse a despachar los negocios del rey: pero estaba asombrado de la visión; mas no hubo quien la explicase.
¡Oí, y conmoviéronse mis entrañas! a tal voz temblaron mis labios, entróse la podredumbre en mis huesos, y yo temblaba dentro de mi mismo, para que pudiese esperar descanso en el día de la aflicción: cuando viniere él al pueblo, lo invadirá con sus tropas.
Y yo aparte de la ley vivía en un tiempo: mas cuando vino el mandamiento, revivió el pecado, y yo morí.