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Jeremías 2:24 - Biblia Version Moderna (1929)

o una asna montés, habituada al desierto, que en el ardor de su apetito, con sus narices toma el viento; en su ocasión ¿quién la puede detener? todos los que la buscaren no se cansarán; en su mes la hallarán.

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Biblia Reina Valera 1960

asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Eres como una burra salvaje, olfateando el viento en época de apareamiento. ¿Quién puede contenerla de su celo? ¡Los que la desean no necesitan buscar demasiado, porque es ella quien corre hacia ellos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

burra salvaje suelta en el desierto, que en el ardor de su pasión olfatea el viento. ¿Quién calmará su celo?

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Oh asna montesa habituada al desierto! Que en su ardor° olfatea el viento; ¿Quién podrá reprimir su celo? Los que la buscan no necesitan cansarse: La encontrarán siempre encelada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

asna salvaje, avezada al desierto. En el ardor de su celo olfatea el aire; su celo, ¿quién podrá contenerlo? Nadie que la busque tendrá que cansarse: encelada la encuentran.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

asna montés acostumbrada al desierto, que en el ardor de su deseo olfatea el viento; en su celo, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se cansarán; la hallarán en su mes.

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Jeremías 2:24
8 Σταυροειδείς Αναφορές  

Mas el hombre fatuo quiere pasar por entendido, aunque haya nacido el hombre como pollino de asno montés.


¿Has contado los meses que cumplen, y sabes el tiempo de su parto?


Los asnos monteses también se detienen sobre los cerros pelados; con sus narices toman el viento, como chacales; desfallecen sus ojos, porque no hay cosa verde.


los cuales dicen al leño: ¡Mi padre eres! y a la piedra: ¡Tú me has dado a luz! porque me han vuelto las espaldas y no la cara: mas en el tiempo de su calamidad, dirán: ¡Levántate y sálvanos!


A todas las rameras se les da paga; mas tú has dado tus pagas a todos tus amantes, y les haces regalos, para que de todos lados vengan a pecar contigo.


Yo pues iré, y me volveré a mi lugar, hasta tanto que ellos reconozcan su ofensa y busquen mi rostro: en su adversidad me buscarán con empeño; dirán:


Porque han subido a Asiria, cual asno montés que anda solitario a su antojo: Efraim hace regalos para conseguir amores.