que viendo los hijos de Dios que eran hermosas las hijas de los hombres, se tomaron mujeres de entre todas aquellas que escogieron.
Génesis 39:7 - Biblia Version Moderna (1929) Y aconteció, después de estas cosas, que la mujer de su señor puso los ojos en José, y dijo: ¡Acuéstate conmigo! Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Biblia Nueva Traducción Viviente y la esposa de Potifar pronto comenzó a mirarlo con deseos sexuales. —Ven y acuéstate conmigo —le ordenó ella. Biblia Católica (Latinoamericana) José era muy varonil y de buena presencia. Algún tiempo después, la esposa de su amo puso sus ojos en él, y le dijo: 'Acuéstate conmigo. La Biblia Textual 3a Edicion Después de estas cosas, aconteció que la mujer de su señor puso sus ojos en José, y le dijo: ¡Acuéstate conmigo! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Después de esto sucedió que la esposa de su amo puso sus ojos en José y le dijo: 'Acuéstate conmigo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció después de esto, que la esposa de su señor puso sus ojos en José, y dijo: Acuéstate conmigo. |
que viendo los hijos de Dios que eran hermosas las hijas de los hombres, se tomaron mujeres de entre todas aquellas que escogieron.
y se las presentó para que comiese. Pero él echó mano de ella, y le dijo: ¡Ven, acuéstate conmigo, hermana mía!
HICE pacto con mis ojos; ¿cómo pues había de fijar la mirada en una doncella?
¡Aparta mis ojos para que no vean la vanidad, y vivifícame en tu camino!
¡Hijo mío, si los pecadores quisieren atraerte con halagos, no lo consientas!
para librarte de la mujer ajena, de la meretriz que lisonjea con sus labios;
porque a causa de la ramera, uno se ve reducido a un pedazo de pan, y la adúltera caza la vida preciosa.
Y aunque han sido detenidos los aguaceros, y no han venido las lluvias tardías, sin embargo, tienes la frente de una ramera; rehusas sentir la vergüenza.
En cada encrucijada de camino edificaste tu alto, e hiciste abominable tu hermosura, abriendo tus pies a cualquiera que pasaba, y multiplicando así tus fornicaciones.
Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las demás mujeres; a saber, que ninguno sigue tras de ti para fornicar, y que tú das la paga, mientras que la paga no se te da a ti; y así has sido todo lo contrario de ellas.
Mas yo os digo, que todo aquel que mira a una mujer para codiciarla, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
teniendo los ojos llenos de adulterio, y que no pueden cesar de pecar; atrayendo con halagos las almas inconstantes; teniendo un corazón ejercitado en la avaricia; hijos de maldición,
Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la vanagloria de la vida, no procede del Padre, sino que es del mundo.