Y tornó aun a hablar con él, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor de los cuarenta.
Génesis 18:30 - Biblia Version Moderna (1929) Entonces dijo: Yo te ruego no se encienda la ira del Señor, y hablaré: Quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta. Biblia Nueva Traducción Viviente —Por favor, no te enojes, mi Señor —rogó Abraham—. Permíteme seguir hablando. ¿Supongamos que se encontraran solamente treinta justos? El Señor le contestó: —No la destruiré si encuentro treinta. Biblia Católica (Latinoamericana) Abrahán continuó todavía: 'No se enoje mi Señor si sigo hablando, pero tal vez no se encuentren más que treinta justos. Yavé contestó: 'No lo haré si encuentro allí treinta justos. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces dijo: No se enoje ahora mi Señor, y podré hablar: Quizá se hallen allí treinta. Y dijo: No actuaré si hallo allí treinta. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Insistió Abrahán: 'No se enoje mi Señor, si me atrevo a seguir hablando. ¿Y si hay treinta?'. Contestó: 'No lo haré si hallo allí los treinta'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare; quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta. |
Y tornó aun a hablar con él, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor de los cuarenta.
Y dijo: He aquí, he tenido el atrevimiento de hablar al Señor: quizá se hallarán allí veinte. Y respondió: No la destruiré por amor de los veinte.
Entonces Judá se llegó a él, y dijo: Óyeme, señor mío: ruégote que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra tu siervo; porque tú eres como Faraón mismo.
¡He aquí que yo soy vil! ¿qué podré responderte? ¡pongo mi mano sobre mi boca!
Tú has oído el anhelo de los humildes, oh Jehová; sosegarás su corazón, harás atento tu oído,
Dios es muy temible en el consejo privado de los seres santos, e infunde pavor a todos los que asisten en torno de él.
Porque, cual vengador de la sangre inocente, se ha acordado de los oprimidos: no se olvida del clamor de los afligidos.
Entonces yo dije: ¡Ay de mí, pues soy perdido! porque soy hombre de labios inmundos, y en medio de un pueblo de labios inmundos habito; por cuanto mis ojos han visto al Rey, a Jehová de los Ejércitos.
Dijo Gedeón otra vez a Dios: No se encienda tu ira contra mí, y hablaré solamente una ves más. Ruégote me permitas hacer la prueba solamente esta vez, por medio del vellocino. Ruégote quede seco el vellocino, en tanto que en todo el suelo haya rocío.