Cada vez que suena la trompeta, dice: ¡Ea! y de lejos huele la batalla; siente las voces atronadoras de los capitanes, y la gritería.
Apocalipsis 9:9 - Biblia Version Moderna (1929) Y tenían corazas, como si fuesen corazas de hierro; y el estruendo de sus alas era como el estruendo de carros y de muchos caballos, que se lanzan al combate. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; Biblia Nueva Traducción Viviente Llevaban puestas armaduras de hierro, y sus alas rugían como un ejército de carros de guerra que se apresura a la batalla. Biblia Católica (Latinoamericana) Tienen corazas de hierro y sus alas hacen el mismo ruido que un ejército de carros con muchos caballos que corren al combate. La Biblia Textual 3a Edicion y tenían corazas como corazas hechas de hierro; el estruendo° de sus alas era como el estruendo° de muchos carros° de caballos que corren a la batalla. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Llevaban corazas como corazas de hierro y el ruido de sus alas era como ruido de carros de muchos caballos que se lanzan al combate. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y tenían corazas como corazas de hierro; y el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla. |
Cada vez que suena la trompeta, dice: ¡Ea! y de lejos huele la batalla; siente las voces atronadoras de los capitanes, y la gritería.
Sus huesos son como tubos de bronce, sus costillas como barras de hierro.
Porque toda la armadura del guerrero en el tumulto de batalla, y los vestidos revolcados en sangre, serán para quemarse, y para pábulo del fuego.
Al ruido de las patadas de sus fuertes corceles, al estruendo tumultuoso de sus carros de guerra, al rugido sordo de sus ruedas, los padres no vuelven ya la cara hacia sus hijos, por debilidad de manos;
Y así ví los caballos en la visión, y a los que estaban sentados sobre ellos, los cuales tenían corazas como de fuego, y de color de jacinto, y de azufre; y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de sus bocas salían fuego y humo y azufre.