Toma pues en tu mano diez panes, y algunas tortas, y una botella de miel, y vé a él; que él te dirá lo que ha de ser del niño.
2 Reyes 8:9 - Biblia Version Moderna (1929) Fué pues Hazael a recibirle, llevando consigo, por regalo, de todo lo más precioso de Damasco, la carga de cuarenta camellos: y vino y se presentó delante de él, diciendo: Tu hijo Ben-hadad, rey de Siria, me ha enviado a ti a preguntar: ¿Sanaré de esta enfermedad? Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Tomó, pues, Hazael en su mano un presente de entre los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su encuentro, y llegando se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben-adad rey de Siria me ha enviado a ti, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad? Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Hazael cargó cuarenta camellos con los mejores productos de Damasco para regalarle a Eliseo. Fue a verlo y le dijo: —Tu siervo Ben-adad, rey de Aram, me ha enviado a preguntarte: “¿Voy a recuperarme de esta enfermedad?”. Biblia Católica (Latinoamericana) Jazael fue pues a ver al hombre de Dios, llevándole como regalo de todo lo mejor que hay en Damasco, lo que era transportado en cuarenta camellos. Llegó a la casa del hombre de Dios y, cuando lo hicieron entrar, le dijo: 'Tu hijo Ben-Hadad, rey de Aram, me envió donde ti para saber si sanará de su enfermedad'. La Biblia Textual 3a Edicion Hazael fue pues a su encuentro llevándose consigo un presente de lo mejor de Damasco, una carga de cuarenta camellos, y se detuvo ante él, y le dijo: Tu hijo Ben-adad, rey de Siria, me envía a ti, preguntando: ¿Sanaré de esta enfermedad? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Fue, pues, Jazael a su encuentro, llevando consigo, como regalo, todo lo mejor de Damasco, cargado en cuarenta camellos. Llegó y se presentó ante él, diciendo: 'Tu hijo, Ben Hadad, rey de Aram, me envía a ti para preguntarte: '¿Lograré sobrevivir a esta enfermedad?''. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tomó pues Hazael en su mano un presente de todos los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados y salió a recibirlo; y llegó, y se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Benadad, rey de Siria, me ha enviado a ti, diciendo: ¿He de sanar de esta enfermedad? |
Toma pues en tu mano diez panes, y algunas tortas, y una botella de miel, y vé a él; que él te dirá lo que ha de ser del niño.
Entonces Asa tomó toda la plata y el oro que quedaban en los tesoros de la Casa de Jehová, y en los tesoros de la casa del rey, y los entregó en manos de sus siervos, y los envió el rey Asa a Ben-hadad hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Siria, que residía en Damasco, diciendo:
¶Entonces le dijo Jehová: Anda por tu camino al desierto de Damasco; y cuando llegues allá, unge a Hazael por rey de la Siria;
¶Sucedió también que cayó Ocozías por una ventana balaustrada de su cámara alta que tenía en Samaria, y enfermó. Por lo cual envió mensajeros, y les dijo: Id, consultad a Baal-zebub, dios de Ecrón, si acaso sanaré de esta enfermedad.
¶Mas estando Eliseo enfermo de aquella enfermedad suya de la cual había de morir, le fué a ver Joás rey de Israel; y lloró sobre su rostro, y decía: ¡Padre mío! ¡padre mío! ¡carro de Israel y su gente de a caballo!
¶Entonces envió Acaz mensajeros a Tiglat-pilneser rey de Asiria, diciendo: Tu siervo soy, e hijo tuyo. Sube acá y sálvame de mano del rey de Siria y de mano del rey de Israel, los cuales se han levantado contra mí.
¶Entonces se llegaron a él sus siervos, y hablaron con él, diciendo: Padre mío, si el profeta te hubiera mandado hacer alguna gran cosa, ¿no deberías hacerla? ¿Cuánto más pues cuando te dice: Lávate, y quedarás limpio?
Y dijo el rey de Siria: ¡Ea, anda! que yo enviaré una carta al rey de Israel. Partió pues Naamán, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil siclos de oro, y diez mudas de vestidos.
Entonces el rey de Israel, luego que los vió, dijo a Eliseo: ¿Los heriré, los heriré, padre mío?
tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
pero sin tu consentimiento no quisiera hacer nada; para que tu beneficio no fuese como de necesidad, sino de tu voluntad espontánea.
Pregunta a tus mozos, que ellos te dirán lo mismo; hallen pues mis mozos favor en tus ojos; porque en buen día hemos venido: ruégote que des lo que te viniere a la mano a tus siervos y a tu hijo David.
Entonces dijo Saúl a su mozo: Y bien, supuesto que nos vayamos, ¿qué llevaremos a ese hombre? porque ya se ha acabado el pan que había en nuestras alforjas, y no tenemos regalo alguno que llevar al varón de Dios: ¿qué tenemos?