«Ustedes, jovencitos sin experiencia, enamorados de su propia ignorancia; y ustedes, jovencitos malcriados, que parecen muy contentos con su mala educación, ¿seguirán siendo siempre así? Y ustedes, los ignorantes, ¿seguirán odiando el conocimiento?
Proverbios 22:3 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual El que es inteligente ve el peligro y lo evita; el que es tonto sigue adelante y sufre las consecuencias. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 El avisado ve el mal y se esconde; Mas los simples pasan y reciben el daño. Biblia Nueva Traducción Viviente El prudente se anticipa al peligro y toma precauciones. El simplón avanza a ciegas y sufre las consecuencias. Biblia Católica (Latinoamericana) El hombre prevenido ve que viene la desgracia y se pone a resguardo; los tontos siguen adelante y pagan las consecuencias. La Biblia Textual 3a Edicion El prudente ve el mal y se aparta, Los simples siguen, y llevan el daño. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El prudente ve el peligro y se esconde, los ingenuos siguen adelante para su mal. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El hombre prudente ve el mal, y se esconde; mas los simples pasan, y reciben el daño. |
«Ustedes, jovencitos sin experiencia, enamorados de su propia ignorancia; y ustedes, jovencitos malcriados, que parecen muy contentos con su mala educación, ¿seguirán siendo siempre así? Y ustedes, los ignorantes, ¿seguirán odiando el conocimiento?
El sabio conoce el miedo y se cuida del peligro, pero el tonto es atrevido y se pasa de confiado.
Prever el peligro y evitarlo es actuar con inteligencia; hay que ser muy tonto para no preverlo ni evitarlo.
Quien no acepta las reprensiones será destruido, y nadie podrá evitarlo.
Noé confió en Dios y, por eso, cuando Dios le avisó que sucederían cosas que todavía no podían verse, obedeció y construyó una casa flotante para salvar a su familia. Por su confianza en Dios, Noé recibió las bendiciones que Dios da a todos los que lo obedecen. También por su confianza en Dios, Noé hizo que la gente de este mundo fuera condenada.
Ahora bien, como Dios no miente, su promesa y su juramento no pueden cambiar. Esto nos consuela, porque nosotros queremos que Dios nos proteja, y confiamos en que él nos dará lo prometido.