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Proverbios 2:1 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Querido jovencito, acepta mis enseñanzas; valora mis mandamientos.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Hijo mío, presta atención a lo que digo y atesora mis mandatos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Acoge mis palabras, hijo mío, guarda mi enseñanza,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Hijo mío, si aceptas mis palabras, Y guardas mis mandamientos dentro de ti,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Hijo mío, si recibes mis palabras y guardas para ti mis preceptos,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos atesorares dentro de ti,

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Proverbios 2:1
21 Σταυροειδείς Αναφορές  

Enséñanos a pensar cómo vivir para que nuestra mente se llene de sabiduría.


El que es inteligente obedece la ley; el que todo lo malgasta, llena de vergüenza a su padre.


Querido jovencito, grábate bien mis enseñanzas; memoriza mis mandamientos.


Queridos jovencitos: cuando su padre los instruya, préstenle atención, si realmente quieren aprender.


»Escúchame, jovencito: hazme caso y vivirás muchos años.


Grábatelos en la memoria, y tenlos siempre presentes;


Querido jovencito, ten presente lo que te digo y obedece mis mandamientos.


¡La sabiduría está llamando! ¡Gritando está la experiencia!


La sabiduría hizo una casa y le puso siete columnas labradas.


»Con el reino de Dios pasa lo mismo que con un tesoro escondido en un terreno. Cuando alguien lo encuentra, lo vuelve a esconder; y después va muy alegre a vender todo lo que tiene para comprar el terreno y quedarse con el tesoro.


María quedó muy impresionada por todo lo que estaba sucediendo, y no dejaba de pensar en eso.


Entonces Jesús volvió con sus padres a Nazaret, y los obedecía en todo. Su madre pensaba mucho en todo lo que había pasado.


«Pongan mucha atención en lo que voy a decirles. Yo, el Hijo del hombre, seré entregado a mis enemigos.»


Esto es verdad, y todos deben creerlo: Jesucristo vino a este mundo para salvar a los pecadores del castigo que merecen, ¡y yo soy el peor pecador de todos! Pero Dios fue bueno y me salvó. Así demostró la gran paciencia que Jesucristo tuvo conmigo. Lo hizo para que otros sigan mi ejemplo, y confíen en Cristo para tener vida eterna.