Tiempo después, el rey Asuero nombró jefe de gobierno a Amán hijo de Hamedata, que era descendiente de Agag.
Números 24:20 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Dicho esto, Balaam miró hacia donde estaba el pueblo de Amalec y se puso a cantar: «Amalec era nación poderosa; más poderosa que todas. Pero pronto será destruida». Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo: Amalec, cabeza de naciones; Mas al fin perecerá para siempre. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego Balaam miró hacia el pueblo de Amalec y dio este mensaje: «Amalec fue la más importante de las naciones, ¡pero su destino es la destrucción!». Biblia Católica (Latinoamericana) Balaam vio a Amalec y dijo su poema:
'¡Amalec, la primera de las naciones,
tu posteridad desaparecerá!' La Biblia Textual 3a Edicion Luego vio a Amalec, y profirió su proverbio, y dijo: Cabeza de naciones es Amalec, Pero su final, destrucción perpetua. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Después vio a Amalec y pronunció este oráculo: 'Amalec es el primero de los pueblos, pero su porvenir va derecho a la ruina'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y viendo a Amalec, tomó su parábola, y dijo: Amalec, cabeza de naciones; mas su postrimería perecerá para siempre. |
Tiempo después, el rey Asuero nombró jefe de gobierno a Amán hijo de Hamedata, que era descendiente de Agag.
El rey ordenó que se hiciera así; y el documento con la orden fue entregado en Susa.
Más tarde, Dios le dijo a Moisés: «Escribe en un libro todo lo ocurrido en esta batalla, para que nadie lo olvide. Y dile a Josué que yo haré que nadie vuelva a acordarse de los amalecitas».
pues dijo: «¡Tengo en la mano la bandera de nuestro Dios! ¡Dios les ha declarado la guerra a los amalecitas y a todos sus descendientes!»
Los amalecitas salieron a pelear contra los israelitas. La batalla tuvo lugar en Refidim.
»Del pueblo de Jacob saldrá un conquistador. Él destruirá hasta los pocos que queden en las ciudades.
Vendrán los barcos de Chipre y destruirán a todas las ciudades de Asiria y de Éber!»
»Tú y tus descendientes serán como huerta junto al agua. Tu rey será más poderoso que Agag, y tu reino, más grande y más famoso.
Cada vez que los israelitas tenían algo sembrado, venían los madianitas, los amalecitas y la gente del este, y los atacaban;
“Cuando los israelitas salieron de Egipto, los amalecitas los trataron muy mal. Por eso ahora voy a castigarlos. Anda, ataca a los amalecitas y destruye todo lo que tienen. Mata a hombres, mujeres y niños, y a sus toros, ovejas, camellos y burros. No le perdones la vida a nadie”».
Al tercer día, David y sus hombres llegaron a Siclag y descubrieron que los amalecitas habían atacado el desierto del sur. A Siclag le habían prendido fuego y, aunque no mataron a nadie, se habían llevado como esclavos a mujeres, ancianos y niños. Entre las mujeres, se habían llevado a Ahinóam y a Abigail, las esposas de David. Al ver esto, David y sus hombres se echaron a llorar, hasta que ya no tuvieron más fuerzas.
Al amanecer, David los atacó, y la batalla duró hasta la noche del día siguiente. David mató a todos los amalecitas. Solo se salvaron cuatrocientos jóvenes, que montaron en camellos y lograron escapar.