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Levítico 24:8 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

El sacerdote deberá presentar este pan en mi santuario todos los sábados, pues él representa a todos los israelitas. Esta será su obligación para siempre.

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Biblia Reina Valera 1960

Cada día de reposo lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cada día de descanso colocarás este pan ante el Señor como una ofrenda de parte de los israelitas; es un recordatorio perpetuo del pacto eterno.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cada sábado, de generación en generación, dispondrán esos panes ante Yavé de parte de los hijos de Israel, como signo de alianza perpetua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

De shabbat en shabbat lo dispondrá delante de YHVH continuamente, de parte de los hijos de Israel como pacto perpetuo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Cada sábado se prepararán delante de Yahveh, perpetuamente, de parte de los israelitas, como alianza eterna.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Cada sábado lo pondrá en orden delante de Jehová, continuamente, de parte de los hijos de Israel por pacto eterno.

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Levítico 24:8
9 Σταυροειδείς Αναφορές  

Los encargados de ordenar los panes que todos los sábados se ofrecían a Dios, eran de la tribu de Leví, y descendientes de Quehat.


»Tal y como Dios lo mandó, cada mañana y cada tarde ellos le presentan sacrificios e incienso; todas las tardes van a la mesa que ha sido preparada para la adoración, y colocan en ella el pan ofrecido a Dios, y encienden las lámparas del candelabro de oro. ¡Nada de esto hacen ustedes!


La mesa es para que se ponga en ella el pan que ustedes deben ofrecerme siempre.


»Sobre la mesa donde se ponen los panes consagrados a mí, extenderán una tela azul, y sobre ella pondrán los platos, las cucharas, las copas y las jarras para las ofrendas de vino. También pondrán el pan que se ofrece todos los días.


7-9 (8-10) David le dijo a Ahimélec: —¿Podrías prestarme alguna lanza o espada? Fue tan urgente la orden del rey, que no alcancé a traer ningún arma conmigo. —No tengo más que la espada de Goliat —contestó el sacerdote—. Es la espada del filisteo que mataste en el valle de Elá. Está allí, envuelta en tela, detrás de mi chaleco sacerdotal. Puedes llevártela, si quieres. —Está muy bien —aceptó David—. Dámela. Ese día estaba en el santuario un edomita llamado Doeg, que era el jefe de los pastores de Saúl.