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Jeremías 6:30 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Los llaman “basura”, porque yo los deseché».

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

Plata desechada los llamarán, porque Jehová los desechó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Los marcaré: “plata rechazada”, porque yo, el Señor, los desecho».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Serán llamados, en consecuencia, 'plata de desecho', porque Yavé los arrojó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Plata reprobada serán llamados, Porque YHVH los ha desechado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Plata de desecho hay que llamarlos, porque Yahveh los ha desechado.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Plata desechada los llamarán, porque Jehová los desechó.

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Άλλες μεταφράσεις



Jeremías 6:30
16 Σταυροειδείς Αναφορές  

Entonces Dios también los abandonó y los hizo sufrir, pues dejó que sus enemigos los atacaran y los vencieran.


En cuanto el joyero limpia de impurezas la plata, puede hacer una copa.


Eran como la plata, pero se han vuelto basura; eran como el buen vino, pero se han vuelto vinagre.


Jeremías respondió: «Dios de Israel, nos has herido tanto que ya no podremos recuperarnos. Has rechazado por completo a Judá, y ya no quieres a Jerusalén. Esperábamos pasarla bien, y la estamos pasando mal. Esperábamos vivir en paz, pero vivimos llenos de miedo. Reconocemos nuestra maldad, y los pecados de nuestros padres; ¡hemos pecado contra ti!


”Escucha bien, Jeremías: Cuando un profeta o sacerdote, o alguien del pueblo, te pregunte si tienes algún mensaje de mi parte, respóndeles que sí lo tienes. Diles que voy a abandonarlos.


«Habitantes de Jerusalén, vístanse de luto; vayan a las montañas desiertas y canten una canción fúnebre. Ustedes me hicieron enojar, y por eso los he rechazado; ¡los he abandonado por completo!


En verdad nos diste la espalda; ¡se te fue la mano!


Oseas le dijo al pueblo: «Israelitas, mi Dios los rechazará porque lo han desobedecido. Por eso perderán su patria y andarán vagando entre las naciones.


Como los pastores no me querían, ni yo los quería a ellos, en un mes despedí a tres.


»Ustedes son como la sal que se pone en el horno de barro para aumentar su calor. Si la sal pierde esa capacidad, ya no sirve para nada, sino para que la tiren a la calle y la gente la pisotee.


Entonces me pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado al pueblo que él mismo eligió? ¡Claro que no! Dios no ha rechazado a los judíos, a quienes eligió desde el principio de la creación. Yo mismo soy israelita; soy descendiente de Abraham y pertenezco a la tribu de Benjamín. Como ustedes bien saben, hay en la Biblia un relato, en donde Elías se queja con Dios acerca del pueblo de Israel.