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Jeremías 3:24 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Desde que éramos jóvenes, nuestra vergonzosa idolatría echó a perder a nuestros hijos e hijas, y perdimos nuestras ovejas y ganados, y todo lo que consiguieron nuestros antepasados.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Desde la niñez hemos visto cómo todo aquello por lo que trabajaron nuestros antepasados —sus ganados y rebaños, sus hijos e hijas— se despilfarraba en una falsa ilusión.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El dios infame se comió el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus ovejas y sus vacas, sus hijos e hijas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Aquella cosa vergonzosa° devoró el fruto del esfuerzo° de nuestros padres desde nuestra juventud: Sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

La vergüenza devoró el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus rebaños y sus vacadas, sus hijos y sus hijas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Vergüenza consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.

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Jeremías 3:24
12 Σταυροειδείς Αναφορές  

Porque tú, Judá, tienes tantos dioses como ciudades, y tantos altares como calles tiene Jerusalén; en esos altares quemaste incienso a Baal, lo cual es una vergüenza.


»Cuando les iba bien, les advertí del peligro, pero no me hicieron caso. ¡Siempre han sido rebeldes!


»¡Y ahora quieren meterse en un lío más grande! ¡Quieren que mueran hombres, mujeres y niños, y hasta los recién nacidos!


»Desde la ciudad de Dan se escucha cómo relinchan y resoplan los caballos, y cómo hacen temblar toda la tierra. ¡Viene el ejército enemigo a destruir a Jerusalén y a todos sus habitantes! ¡Se acerca el enemigo, para destruir el país y todo lo que hay en él!»


”Pero no le bastó con portarse como una ciudad cualquiera. Sus habitantes tomaron a sus hijos y a sus hijas, y los quemaron como ofrenda en honor de esos ídolos.


8 (10) »Ella no quiere reconocer que soy yo quien la alimenta y le da todo lo que le falta; ¡hasta oro y plata le he dado y con ellos se hizo ídolos!


»Grande fue mi alegría cuando te hallé por primera vez. Fue como hallar uvas en el desierto; ¡fue como cortar los primeros frutos! Pero al llegar a Baal-peor tus antepasados se volvieron repugnantes por adorar a dioses falsos, a esos ídolos que tanto amaban.