»Muy duro tendrás que trabajar para conseguir tus alimentos. Así será hasta el día en que mueras, y vuelvas al polvo de la tierra, del cual fuiste tomado. Tú no eres más que polvo, ¡y al polvo tendrás que volver!»
Génesis 5:5 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Así que Adán murió cuando tenía novecientos treinta años. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió. Biblia Nueva Traducción Viviente Adán vivió novecientos treinta años y después murió. Biblia Católica (Latinoamericana) Adán al morir tenía novecientos treinta años. La Biblia Textual 3a Edicion Y fueron todos los días que vivió Adam novecientos treinta años, y murió. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Adán vivió en total novecientos treinta años, y murió. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años, y murió. |
»Muy duro tendrás que trabajar para conseguir tus alimentos. Así será hasta el día en que mueras, y vuelvas al polvo de la tierra, del cual fuiste tomado. Tú no eres más que polvo, ¡y al polvo tendrás que volver!»
»Es verdad que un día todos vamos a morir, y no podemos evitarlo, pero Dios no quiere que Absalón muera, sino que regrese.
Los descendientes de Adán son: Set, Enós, Cainán, Mahalalel, Jéred, Henoc, Matusalén, Lámec, Noé. Los descendientes de Noé son: Sem, Cam, Jafet.
Si las fuerzas nos ayudan, podemos vivir setenta años, y aun llegar a los ochenta; pero no tiene sentido que vivamos tanto tiempo: esa vida de angustias y problemas pasa pronto, lo mismo que nosotros.
Cuando llegue ese día, te darán miedo las alturas y los peligros del camino. Tu almendro echará flores blancas, el saltamontes y la alcaparra te resultarán una carga, y no te servirán de nada. Cuando llegue ese día, irás camino al lugar de donde ya no volverás, y en la calle te rodearán los que lamenten tu muerte.
Cuando llegue ese día, volverás a ser polvo, porque polvo fuiste, y el espíritu volverá a Dios, pues él fue quien lo dio.
Los que aún vivimos sabemos que un día habremos de morir, pero los muertos ya no saben nada ni esperan nada, y muy pronto son olvidados.
La vida de todo ser humano me pertenece, tanto la de los padres como la de los hijos. Sólo morirá aquel que peque.
y que amen a Dios y lo obedezcan siempre. De ustedes depende que vivan muchos años en el territorio que él prometió a Abraham, a Isaac y a Jacob, los antepasados de ustedes».