Júrame ahora mismo, delante de él, que nunca me harás ningún daño, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame también que siempre me tratarás bien, tal como yo te he tratado, y que harás lo mismo con la gente de este país, donde has venido a vivir.
Aunque vivo entre los cananeos, me vas a jurar por el Dios del cielo y de la tierra, que no casarás a mi hijo Isaac con ninguna mujer de Canaán. Más bien, ve a mi tierra y busca entre mis familiares una esposa para él.
Pongo entre nosotros, como juez, al Dios de Abraham y Nahor, nuestros abuelos». Jacob hizo el juramento en el nombre del Dios que su padre Isaac adoraba;
Cuando se acercaba la hora de su muerte, mandó llamar a su hijo José y le dijo: —Voy a pedirte un favor, y júrame que lo cumplirás. Si de veras me quieres, prométeme que no me enterrarás en Egipto.
que cuando mi padre estaba a punto de morir, me hizo jurarle que yo lo enterraría en su propia tumba, la cual está en Canaán. Pídanle que me deje ir a enterrar a mi padre, y que luego volveré.
y todos los funcionarios del reino han ido a felicitarlo. Todos le decían: “¡Que Dios haga el reino de Salomón más grande que el de David!” »El rey David se arrodilló junto a su cama y adoró a Dios,
Jacob confió en Dios y, por eso, cuando ya estaba por morir, les prometió a los hijos de José que Dios los iba a bendecir. Luego, se apoyó en la punta de su bastón y adoró a Dios.