Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria.
Me diste asimismo el escudo de tu salvación, Y tu benignidad me ha engrandecido.
Me has dado tu escudo de victoria; tu ayuda me ha engrandecido.
Tú me das tu escudo de salvación, y tus favores me agrandan.
Me has dado también el escudo de tu salvación, Y tu benignidad me ha engrandecido.
Tú me brindas tu escudo de defensa, multiplicas tus cuidados hacia mí.
Tú me diste asimismo el escudo de tu salvación, y tu benignidad me ha engrandecido.
Con tus descendientes formaré una gran nación. Voy a bendecirte y hacerte famoso, y serás de bendición para otros.
Después de esto, Dios se le apareció a Abram en una visión, y le dijo: —Abram, no tengas miedo. Yo soy quien te protege. Voy a darte muchas riquezas.
¡Que Dios añada bendiciones sobre ustedes y sobre sus hijos!
35 (36) Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria.
11 (12) Señor y Dios nuestro, tú nos das calor y protección; nos das honor y gloria. Tu bondad no tiene medida para los que siempre hacen lo bueno.
Que su confianza en Dios los proteja como un escudo, y apague las flechas encendidas que arroja el diablo.
Que la salvación los proteja como un casco, y que los defienda la palabra de Dios, que es la espada del Espíritu Santo.