Pero el rey le dijo: —No te metas en mis asuntos. Tal vez Dios lo mandó a maldecirme. Si es así, nosotros no somos nadie para impedírselo.
2 Samuel 19:23 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual 23 (24) Y David le prometió a Simí que no le quitaría la vida. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y dijo el rey a Simei: No morirás. Y el rey se lo juró. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces, volviéndose a Simei, David juró: —Se te perdonará la vida. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero David respondió: 'No se metan en mis asuntos, hijos de Seruya, ustedes me perjudicarían si muriera ahora alguien en Israel. Sé muy bien que soy ahora rey de todo Israel'. La Biblia Textual 3a Edicion Y el rey dijo a Simei: ¡No morirás! Y el rey se lo juró. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero David le dijo: '¿Qué tengo yo que ver con vosotros hijos de Servia, para que hoy os convirtáis en adversarios míos? ¡Hoy nadie va a morir en Israel! ¿Acaso no sé yo que hoy vuelvo a ser el rey de Israel?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijo el rey a Simeí: No morirás. Y el rey se lo juró. |
Pero el rey le dijo: —No te metas en mis asuntos. Tal vez Dios lo mandó a maldecirme. Si es así, nosotros no somos nadie para impedírselo.
24-25 (25-26) Desde que David salió de Jerusalén, y hasta que regresó, Mefi-bóset no se había lavado los pies ni la ropa, ni se había arreglado la barba. Sin embargo, cuando supo que David regresaba, salió de Jerusalén a recibirlo. El rey le preguntó: —¿Por qué no huiste conmigo? Mefi-bóset, que era nieto de Saúl,
Porque si sales y cruzas el arroyo Cedrón, ten la seguridad de que vas a morir, y yo no respondo por tu muerte.
Después el rey le ordenó a Benaías que matara a Simí. De esta manera, Salomón tomó completo control de su reino.
Cuando alguien jura, usa el nombre de alguien más importante, para ponerlo por testigo.
Pero Saúl dijo: «Por esta vez no vamos a matar a nadie, porque hoy Dios nos ha librado de nuestros enemigos».
—Te juro por Dios —le aseguró Saúl— que nadie te castigará si haces lo que te pido.
David le preguntó: —¿Me puedes llevar a donde están los amalecitas? —Te llevaré —contestó el egipcio—. Pero júrame por Dios que no me matarás ni me entregarás a mi amo. David se lo juró, y el egipcio los condujo hasta ellos.