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2 Reyes 4:2 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Eliseo le preguntó: —¿Qué puedo hacer para ayudarte? Dime, ¿qué tienes en tu casa? La mujer le contestó: —¡Lo único que tengo es una jarra de aceite!

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Biblia Reina Valera 1960

Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¿Cómo puedo ayudarte? —preguntó Eliseo—. Dime, ¿qué tienes en tu casa? —No tengo nada, solo un frasco de aceite de oliva —contestó ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Eliseo le dijo: '¿Qué puedo hacer por ti? Dime ¿qué tienes en tu casa?' Respondió: 'Tu sirvienta no tiene nada en tu casa, excepto un cantarito de aceite'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y Eliseo le dijo: ¿Qué haré por ti? Dime qué tienes en casa. Y ella respondió: Tu sierva no tiene en su casa sino una vasija de aceite.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Eliseo le dijo: '¿Qué puedo hacer por ti? Dime: ¿qué tienes en casa?'. Respondió ella: 'Tu sierva no tiene en casa otra cosa sino una alcuza de aceite'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Eliseo le dijo: ¿Qué puedo hacer por ti? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.

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2 Reyes 4:2
10 Σταυροειδείς Αναφορές  

Pero la mujer le dijo: —Te juro por Dios que no tengo pan. Solo tengo un poco de harina en una jarra y un poco de aceite en una botella. Ahora estoy juntando leña para ver qué preparo para mi hijo y para mí. Después de comer probablemente moriremos de hambre, pues ya no tenemos más comida.


enseguida Elías le dijo a Eliseo: —Dime qué quieres que haga por ti antes de que nos separemos. Eliseo le contestó: —Quiero ser el que se quede en tu lugar como profeta especial de Dios.


Eliseo le dijo: —Ve y pídele a tus vecinas que te presten jarras vacías. Trata de conseguir todas las que puedas.


Entonces Dios le preguntó: —¿Qué tienes en tu mano? —Una vara —contestó Moisés.


Jesús les preguntó: —¿Cuántos panes tienen? —Siete panes y unos pescaditos —contestaron los discípulos.


Sin embargo, Pedro le dijo: «No tengo oro ni plata, pero te voy a dar lo que sí tengo: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, te ordeno que te levantes y camines.»


Parece que estamos tristes, pero en realidad estamos contentos. Parece que somos pobres, pero a muchos los hacemos ricos. Parece que no tenemos nada, pero lo tenemos todo.


Escúchenme bien, hermanos queridos: Dios eligió a la gente pobre de este mundo para que la confianza en Dios sea su verdadera riqueza, y para que reciban el reino que él ha prometido a los que lo aman.