12 (13) «¡Huyen los reyes, huyen sus ejércitos!» Las mujeres, en sus casas, se reparten las riquezas que le quitaron al enemigo:
1 Samuel 30:24 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Además, nadie va a estar de acuerdo con ustedes, pues le debe tocar lo mismo al que va a la batalla que al que se queda a cuidar el equipaje. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 ¿Y quién os escuchará en este caso? Porque conforme a la parte del que desciende a la batalla, así ha de ser la parte del que queda con el bagaje; les tocará parte igual. Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Quién les hará caso cuando hablan así? Compartiremos por partes iguales tanto con los que vayan a la batalla como con los que cuiden las pertenencias. Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Quién podría estar de acuerdo con ustedes? El combatiente y el que custodia el equipaje tendrán partes iguales'. La Biblia Textual 3a Edicion ¿Y quién os escuchará en esto? Porque la misma parte ha de ser para los que van a la batalla que para los que se quedan con el bagaje. Que participen por igual. Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Quién os escucharía en este caso? Porque igual debe ser la parte del que va al combate y la del que se queda al cuidado del bagaje: ambos deben participar por igual'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Y quién os escuchará en este caso? Porque igual parte ha de ser la del que desciende a la batalla, y la del que se queda con el bagaje; que repartan por igual. |
12 (13) «¡Huyen los reyes, huyen sus ejércitos!» Las mujeres, en sus casas, se reparten las riquezas que le quitaron al enemigo:
Luego dividan tanto a las mujeres como al ganado en dos partes iguales. Una mitad se les dará a los soldados, y la otra mitad, a los demás israelitas.
Ese día también se unieron a David como cuatrocientos hombres. Todos ellos eran tan pobres que no tenían dinero para pagar sus deudas. Además, eran gente que sufría mucho y que ya no quería seguir viviendo así. De modo que David llegó a ser su líder.
Entonces David les dijo a sus hombres: «Preparen sus espadas». Y tomando sus espadas, David y cuatrocientos de sus hombres se fueron a atacar a Nabal, mientras doscientos de ellos se quedaban a cuidar lo que tenían.
Pero David les dijo: —No, hermanos míos, no debemos hacer eso. Después de todo, Dios nos ha dado todo esto, y nos cuidó y ayudó a vencer a esos amalecitas ladrones.
David estableció esta ley en Israel, y desde entonces hasta ahora se ha cumplido.